Un
Rey entre pucheros
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hoy,
día de Cristo Rey, nos toca cocina. La verdad es que es una fiesta en la que
antes apenas me fijaba; además... uff, la realeza, según estaba acostumbrada a
considerarla, me sonaba muy lejana, poco cercana.
Y
es que la fiesta de hoy no es para considerarla, es para vivirla, es una fiesta
que nos implica a cada uno de nosotros; de hecho, aquí la celebramos por todo
lo alto, con las celebraciones propias del día y también en la mesa, con comida
en la sala (en lugar del refectorio), sobremesa...
Este
día ya no me hace pensar en un castillo lejano, de esos de cuento, con un rey
ostentoso; me hace mirar en dos direcciones:
-En
primer lugar, el Rey en sentido humano. Cristo, si le dejamos, reina como
soberano o monarca de nuestro corazón, monarca al que le puedes dejar confiado
todos los asuntos de “estado”: las preocupaciones, las dificultades... y que te
ayuda a actuar en las relaciones diplomáticas: acoger, pedir perdón... Monarca
que no ve súbditos, sino que enaltece a los que le acogen; monarca que te da
audiencia siempre que le necesitas, y que, donde reina, siembra gozo y paz. Rey
que hace morada en ti y entiende todo lo que estás viviendo, porque Él lo vivió
también.
-En
segundo lugar, un Rey que señala hacia Su reino. Vivir de Cristo supone vivir
de Esperanza, tener la certeza de que no todo se acaba después de esta vida.
Esto hace que podamos descansar, dejar nuestra vida y seguridades en Sus
manos... que podamos arriesgar sin miedo.
Nos
toca cocina, y es ahí donde Él tiene que reinar diciéndome cómo puedo cuidar a
mis hermanas, cómo puedo hacerles sentir que es fiesta cuidando la comida que
habrá en la mesa, acogiendo a las que se acerquen.
Hoy
el reto del amor es que dejes que Cristo sea el Rey del día y que los demás de
alguna manera lo noten. El domingo es día del Señor, que lo que hagas hable de
ello. Cambia lo que hacéis cada día por ir a Misa en familia, con amigos... y
luego dad un paseo, ved una película, comed algo diferente, un postre... algo
que dé testimonio de quién es el Rey de tu vida.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma