Lo
ordinario... ¡es extraordinario!
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estamos
preparando la celda de Israel para su paso a Comunidad: la luz, los muebles...
y yo tenía que repintar la pequeña balaustrada de hierro que tiene la ventana.
Tenía
el pincel en la mano y me puse a pintarla por la parte interior, cuando pensé:
“Tendría que pintar primero lo que da al exterior, para así después no mancharme”.
A
lo que me contesté:
“La ventana está muy alta, da a la huerta, de lejos no se verá apenas... Si lo dejo así, de lo de fuera no se enterará nadie”.
Era
la solución más cómoda y, efectivamente, nadie se daría cuenta, pero a esta
solución le faltaba amor. Porque el amor va más allá de lo que la gente puede
ver y valorar de lo que hacemos. El Amor se manifiesta en gestos imperceptibles
muchas veces a los ojos de los demás; como el corazón rebosa, lleva a cuidar
los detalles pequeños.
Cambié
la mirada, mi objetivo ya no era pintar la balaustrada y pasar a lo siguiente,
sino cuidar la misión que el Señor ponía en mis manos en ese momento, orar por
Israel mientras lo hacía, poner amor... y no te imaginas: después de pintar la
parte exterior, esa que nadie ve, el poso de gozo que se me quedó en el corazón.
En
muchas de las cosas que hacemos a lo largo del día podemos optar en esos
detalles que no se ven por decir: “Bah, da igual”, y barrer los restos de polvo
hacia la parte de abajo de un mueble, trabajar más rápido y mejor cuando se
acerca el jefe, dejar un trabajo sin terminar sabiendo que otro lo hará
detrás... o coger el camino del Amor de la mano del Señor, y barrer moviendo
los muebles que tapan lo que otras veces has escondido debajo, aunque no esté
el jefe trabajar con cuidado y constancia, dejar al siguiente tu trabajo bien
hecho...
La
vida se vuelve más fácil cuando lo que haces se convierte en Misión. Los
detalles pequeños alimentan el Amor.
Hoy
puede que no tengas que acometer grandes logros a los ojos del mundo: hacer la
compra, la comida, ir a trabajar, dar clase, estar en la cama del hospital...
cada día, tu gozo será apostar por el Amor.
En
la vida de Jesús hubo milagros, pero, sobre todo, pequeños detalles en lo
cotidiano. Nos habla de esto en los 30 años que pasó de vida oculta y en otros
muchos momentos de su vida pública. Ve en sus discípulos la necesidad de
descansar, el hambre en la gente que le acompaña... ¿Cómo trabajaría en el
taller? ¿Cómo saludaría a la gente? Cada día, cada acto, formaba parte de Su
Misión.
Hoy
el reto del Amor es que cuides las pequeñas “Misiones” que el Señor ha puesto
en tus manos para este día. Cuida los detalles pequeños al saludar, al esperar,
al trabajar... Pinta el exterior de la balaustrada por Amor y tu corazón se
llenará de gozo. Lo ordinario, con Cristo... ¡se vuelve extraordinario!
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¡Feliz
día!
Fuente:
Dominicas de Lerma