HALLOWEEN…¿QUÉ HACEMOS? (II)

"Educadores y familias deberían movilizarse contra la falta de educación, de buen gusto, contra la profanación del misterio de la muerte y de la vida tras la muerte"

Los mejores consumidores del nuevo mercado: niños y adolescentes. Obviamente, ante una globalización cultural, muchos países no podían pasar mucho tiempo sin adoptar los nuevos “cultos” de la sociedad de consumo, en una resignada digestión que asimila cuanta frivolidad venga de parte del dios mercado. 

Asistimos en Halloween a una proliferación de artículos más o menos macabros, como calaveras, esqueletos, brujas, vampiros, tableros ouija, y un sinfín de productos en la línea del ocultismo. 

Aparentemente no se presenta como una oferta religiosa, sino como una parodia de la religiosidad cristiana auténtica, con fines preferentemente consumistas: vender productos de carnaval, además de espacios publicitarios en las películas de terror y sitios en internet. Halloween se propone comercialmente como una fiesta joven, divertida, diferente, «transgresora». Y aquí, niños y adolescentes son los destinatarios privilegiados del nuevo producto.

¿Sólo diversión? En el umbral del espiritismo... Pero tampoco puede considerarse como un mero fenómeno comercial, ya que se ha transformado en una fiesta importante del calendario neopagano y muchos movimientos, películas, literatura, y diversas propuestas culturales fomentan, a la luz de esta fiesta, creencias de tipo gnóstico, esotérico y espiritista, claramente opuestas a la fe cristiana. Nos parece importante tomar conciencia de la cantidad de niños y adolescentes que adhieren ingenuamente a un sinfín de creencias ocultistas, gracias a la poca capacidad crítica de sus padres y educadores frente a la colonización cultural en la que nos encontramos.

No son pocos, los que cada vez son más permeables y crédulos para traer de los pelos todo tipo de propuestas espirituales y ocultistas que estén de moda, sin percibir sus reales contenidos a primera vista.

Si un padre no está de acuerdo con la religiosidad ocultista, ¿tiene que aceptar que le impongan a sus hijos la fiesta de Halloween en su jardín o escuela en la versión pagana? Para darse cuenta de la magnitud del fenómeno, basta consultar cuanto ha crecido entre niños y adolescentes la creencia en el contacto con los difuntos -de tipo espiritista- y el miedo a fenómenos ocultistas, o el interés por lo paranormal. 

Si bien la culpa no es de la fiesta de Halloween, ella se ha vuelto parte de la propuesta cultural esotérica y espiritista que prolifera ya en gran cantidad de películas, telenovelas, dibujos animados y videojuegos. Y la avalancha de materiales que reciben los niños siempre están educando en un contenido, sea explícito o implícito. Siempre se transmite una visión del hombre que sienta las bases para opciones que pueden venir un poco más tarde.

Lo más preocupante y contradictorio es que los principales promotores y organizadores de estos festejos sean, en su mayoría, los propios padres y educadores. Y más preocupante para nosotros es que pasen olímpicamente en instituciones católicas con el argumento de: ¡es divertido! ¡Cómo si algo por ser divertido automáticamente fuera inofensivo y justificable!

¿Qué hacemos entonces con Halloween? No pensamos que haya que condenar demonizando la fiesta, pero sí informar al menos sobre el origen y sentido del fenómeno, y ver que se da una excelente oportunidad para hablar de los santos, la muerte y la vida eterna (en vísperas del 1 y 2 de noviembre) anunciando la buena noticia del amor de Dios que nos salva, rescatándonos de toda forma de mal. 

Un especialista europeo en este tema (P. Gulisano), recomienda a padres y educadores: "Educadores y familias deberían movilizarse contra la falta de educación, de buen gusto, contra la profanación del misterio de la muerte y de la vida tras la muerte, pero no es fácil ir contra corriente, desafiar las modas imperantes. Entonces se puede hacer fiesta en Halloween, recordando lo que este día ha significado durante siglos y lo que sigue testimoniando. Hay que salvar Halloween, dándole todo su antiguo significado, liberando esta fiesta de la dimensión puramente consumista y comercial y sobre todo extirpando la pátina de ocultismo sombrío del que ha sido revestida. En mi opinión se puede y se debe hacer fiesta".

Miguel Ángel Pastorino

Fuente: Real iglesia Parroquial de san Ginés