Esta
civilización seguirá adelante si sabe respetar la sabiduría, la sabiduría de
los ancianos
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Santa Sede: ancianos vitales para reconstruir comunidades laceradas por guerras y crisis |
El
Arzobispo Ivan Jurkovič, en la 42ª sesión del Consejo de Derechos Humanos sobre
los Derechos de los Ancianos, recordó las palabras del Papa Francisco:
"Esta civilización seguirá adelante si sabe respetar la sabiduría de los
ancianos".
La
familia es la mejor red de seguridad: en este ámbito, las personas mayores, en
particular, pueden encontrar protección y seguir contribuyendo a la sociedad.
Esto es lo que dijo ayer el Arzobispo Ivan Jurkovič, Observador Permanente de
la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, en su discurso centrado en
los derechos de los ancianos. Cualquier iniciativa, plan o acción promovida por
agencias internacionales u organizaciones no gubernamentales, explicó el
arzobispo, debe incluir y respetar el papel de la familia. Y debe proteger a
las personas en cada etapa de sus vidas.
Respetar la sabiduría de los
ancianos
Después
de subrayar que la pérdida de las redes de protección social tiene
consecuencias terribles para la salud física y mental de los ancianos, el
prelado recordó las palabras pronunciadas por el Papa Francisco durante la
audiencia general del 4 de marzo de 2015: "Esta civilización seguirá
adelante si sabe respetar la sabiduría, la sabiduría de los ancianos. En una
civilización en la que no hay sitio para los ancianos o se los descarta porque
crean problemas, esta sociedad lleva consigo el virus de la muerte”.
Personas mayores y
situaciones de crisis
El
Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra
también subrayó que, en situaciones caracterizadas por conflictos y
emergencias, los ancianos se encuentran entre los más vulnerables. Corren el
riesgo de ser marginados y no recibir la asistencia adecuada. Y comunidades
enteras pueden perder su identidad cultural, sus tradiciones y sus lenguas
nativas. Para la reconstrucción de las comunidades que han sufrido situaciones
tan terribles, explicó el prelado, los ancianos son elementos centrales. Y
deben ser reconocidos como "actores vitales" para una recuperación
rápida y efectiva de las comunidades laceradas por las guerras y las crisis:
sus voces deben ser escuchadas, su potencial y sus habilidades pueden ayudar a
reconstruir las estructuras y los lazos sociales.
Amedeo
Lomonaco – Ciudad del Vaticano
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