Hoy
puede ser un gran día
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Durante
los ratos de oración personal suelo utilizar una pequeña libreta donde voy
escribiendo ese diálogo con Él. Sencillamente lo hago así porque me ayuda mucho
a no distraerme tanto, porque si no, conociéndome... ¡mi mente se va por las
nubes!
Esta
mañana, al destapar el boli para escribir, el Señor me regaló ver que esto es
lo único que necesitamos hacer cada mañana para vivir un día en plenitud.
Sí,
me explico. ¿Has intentado alguna vez escribir con un boli con la tapa puesta?
Absurdo, ¿verdad? Y si nos ha sucedido alguna vez, en seguida nos damos cuenta,
y le retiramos la tapa para poder escribir. Pues me regaló comprender que
comenzar un día sin Él es como empezar a escribir sin quitar la tapa del boli.
Sin
embargo, cuando comienzo el día abriendo el corazón al Señor, dejando que su
Amor inunde mi vida, como la tinta que corre por el interior del boli... juntos
podemos comenzar a escribir una nueva página de nuestra historia.
Y
es que esto de levantarse y no destapar el boli, aunque visto así parezca
absurdo, es más real de lo que pensamos. A mí me sucede cuando me levanto con
esa cierta pereza. Cuando uno se deja llevar por la pereza, puede que
realicemos las tareas del día, pero no nos terminamos de entregar del todo, no
vivimos el día en plenitud.
Sin
embargo, para el Señor, cada minuto de nuestro día es importante, es
trascendente, tal es así que quiere escribirlo contigo, quiere que cada momento
de tu vida forme parte de su Historia de Amor contigo.
Por
eso Él tan sólo necesita que queramos destapar el boli de nuestra vida. Para Él
no es un impedimento cómo te hayas levantado hoy, ni tu situación, sea cual
sea, porque, si lo dejas en Sus Manos y te dejas, Él mismo terminará de abrir
tu corazón, de cambiar tu día y de llenarlo de Vida.
Hoy
el reto del amor es tener un gran día. Y para ello solo necesitamos dos cosas:
querer destapar nuestro boli y, en manos del Señor, entregarnos del todo en
cada tarea. Porque la receta de la felicidad es vivir para los demás.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma