Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
lunes Lety te compartió sobre el cactus que nos han regalado, y es que es tan
impresionante que nos está dando para mucho. A mí algo que me ha impactado ha
sido la inmensa flor que ha salido.
Cuando
lo trajeron, tenía una extraña rama en un lateral y nos avisaron: “De ahí
nacerá una flor, y como mucho durará 24 horas”. Sí, he visto flores pequeñas en
cactus pequeños, pero no imaginaba qué podría salir de ahí. Cuando pasaba,
miraba; parecía que se iba abriendo la flor y, de repente, al día siguiente,
estaba completamente abierta. ¡Una flor enorme en un cactus! No podía dejar de
contemplarlo.
Cada
vez que pasaba, sacaba una fotografía desde distintos ángulos para inmortalizar
el momento y, sí, fue un momento porque, ya por la tarde, se empezó a cerrar y
a perder su belleza hasta desaparecer.
Me
hizo orar esa flor fugaz en medio del cactus. Cuántas veces nos centramos en el
cactus de cada día: en su “volumen” por el trabajo que tenemos, en los
“pinchos” por sus dificultades... ¿y la flor? Las cosas que nos dan vida están
ahí, pero no nos da tiempo a contemplar su belleza, a fotografiarlas, a
saborearlas.
Jesús,
a pesar de su incesante actividad, buscaba momentos para parar, invitaba a los
discípulos a observar las aves, los campos... a que diesen valor a las cosas
pequeñas y aprendiesen a verle en ellas, disfrutando de lo realmente
importante.
Si
miras más allá del cactus de tu día, de la “rutina”, descubrirás esas flores
que solo crecerán en el día de hoy: la sonrisa de esa persona con la que te
encuentras, el gesto del que te ayuda, el paisaje por el que pasas, la mirada
de un niño... cosas pequeñas en las que Cristo quiere mostrarte Su Amor, ¡las
flores del cactus!
Hoy
el reto del amor es que te fijes en tres “flores” a lo largo del día, tres
cosas pequeñas que el Señor te pondrá en tu camino. Secúndalas y encontrarás la
belleza y la alegría en ellas. Saca una foto a lo que más te haya impresionado
para que te recuerde que el Señor está contigo.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma