La última oración de Francisco al Señor fue para que "nos ayude a custodiar el don, a ver nuestro ministerio ante todo como un don y luego como un servicio"
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El Papa Francisco
celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta
(©
Vatican Media)
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El Santo Padre, en su homilía en la Misa matutina
celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, subrayó que cuando nos
apropiamos del don, y lo centramos en nosotros mismos, "lo transformamos
en una función", perdiendo el corazón del ministerio, ya sea episcopal o
sacerdotal. Y dijo que de la falta de contemplación del don surgen "todas
las desviaciones que conocemos"
El ministerio ordenado es un don del Señor, "que
nos ha mirado y nos ha dicho 'Sígueme'", antes que un servicio, y
ciertamente no “una función” o “un pacto de trabajo”. El Papa Francisco recordó
también en su homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta, a
quienes celebran el 25º aniversario de ordenación y al Cardenal Edoardo
Menichelli, Arzobispo emérito de Ancona, que se encuentra en el umbral de
los 80 años de edad. E invitó a todos los presentes, y también a sí mismo, a
reflexionar acerca de la primera Carta de San Pablo a Timoteo, propuesta por la
liturgia y centrándola, precisamente, en la palabra "don", en el
ministerio como don que hay que contemplar, siguiendo el consejo de Pablo al
joven discípulo: "No descuides el don que hay en ti".
“No es un pacto de trabajo: "Yo tengo que
hacer", el hacer está en segundo plano; yo debo recibir el don y
custodiarlo como un don y de ahí todo fluye, en la contemplación del don.
Cuando olvidamos esto, nos apropiamos del don y lo transformamos en función,
perdemos el corazón del ministerio, perdemos la mirada de Jesús que nos ha
mirado a todos y nos ha dicho: "Sígueme", perdemos la gratuidad”
El riesgo de
centrar el ministerio en nosotros mismos
Además, el Papa Francisco advirtió contra un riesgo:
“De esta falta de contemplación del don, del
ministerio como don, surgen todas aquellas desviaciones que conocemos, desde
las más feas, que son terribles, hasta las más cotidianas, que hacen que
centremos nuestro ministerio en nosotros mismos y no en la gratitud del don y
en el amor hacia Aquel que nos ha dado el don, el don del ministerio”
Hacer es
importante, pero antes hay que contemplar
Citando al Apóstol Pablo Francisco recordó que se
trata de un don "conferido por medio de una palabra profética con la
imposición de las manos por parte de los presbíteros" y que se aplica a
los obispos, pero también a "todos los sacerdotes". Por eso, el Santo
Padre subrayó "la importancia de la contemplación del ministerio como un
don y no como una función". También aclaró: “Hacemos lo que podemos”, con
buena voluntad, inteligencia, "incluso con astucia", pero siempre
para custodiar este don.
El fariseo que
olvida los dones de cortesía y acogida
Olvidar la centralidad de un don – añadió el Papa – es
algo humano, y puso el ejemplo del fariseo que en el Evangelio de Lucas acoge a
Jesús en su casa, descuidando "muchas reglas de acogida", descuidando
los dones. Jesús se lo señala, indicando a la mujer que da todo lo que el
huésped ha olvidado: el agua para los pies, el beso de bienvenida y la unción
de la cabeza con aceite.
Hay un hombre que era bueno, un buen fariseo, pero que
había olvidado el don de la cortesía, el don de la convivencia, que también es
un don. Siempre se olvidan los dones cuando hay algún interés detrás, cuando yo
quiero hacer esto, hacer, hacer. Sí, los sacerdotes, todos nosotros, debemos
hacer cosas y la primera tarea es proclamar el Evangelio, pero debemos
custodiar el centro, la fuente, de donde brota esta misión, que es precisamente
el don que hemos recibido gratuitamente del Señor.
No ser
ministros emprendedores
La última oración de Francisco al Señor fue para que
"nos ayude a custodiar el don, a ver nuestro ministerio ante todo como un
don y luego como un servicio", para no arruinarlo "y para no
convertirnos en ministros emprendedores", y tantas cosas que nos alejan de
la contemplación del don y del Señor, "que nos ha dado el don del
ministerio". Una gracia que el Pontífice pidió para todos, pero sobre todo
para los que celebran el 25º aniversario de su ordenación.
Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano
Vatican News