Comunicación
inmediata
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día era yo la tornera (la que se encarga de atender a quien llama al
timbre). A primera hora de la mañana, vino sor Carmen a comentarme que iba a
tener visita.
-Estaré
en el despacho, avísame en cuanto lleguen para no hacer esperar.
No
pude evitar reírme. Cuando hay visitas, siempre llamo a toda prisa a la monja
que sea... el problema es que sor Carmen, como es federal, tiene su despacho en
lo más profundo del convento, muy lejos del torno, y allí no llega el sonido de
la campana con la que generalmente avisamos.
-Bueno,
correré todo lo que pueda e iré gritando por el pasillo -le dije en tono
bromista.
Y
entonces fue sor Carmen la que se echó a reír.
-¡¡Pero
qué cosas tienes!! Igual es mucho más fácil que uses el timbre, ¿no?
-¿El
timbre? ¿Qué timbre?
Sor
Carmen me llevó a un recoveco de la entrada y, detrás de la puerta, me señaló
un pequeño timbre.
-Tú
pulsas aquí, y suena directamente en el despacho.
¡¡Uy,
aquello era todo un adelanto, un auténtico descubrimiento!!
De
pronto, en la oración, el Señor me hizo ver que Él también ha querido
“facilitarnos” las cosas.
¿Te
has parado a pensar alguna vez en el enorme privilegio que tienes? Para hablar
con Jesús no hay que recorrer miles de kilómetros ni ir dando voces, como yo
pretendía hacer por el convento... Él nos ha regalado la comunicación directa.
En
cualquier lugar, siempre podemos acudir a Jesucristo, ¡y sabemos que Él nos escucha!
La oración es ese pequeño timbre, de aspecto insignificante, casi invisible...
aparentemente nada cambia a tu alrededor, pero ese timbre suena directamente en
el “Despacho celestial”.
Una
palabra, un susurro o un simple pensamiento... ¡es fácil incluso en medio de la
mayor vorágine! Y el Rey de toda la Creación ahí está, dispuesto a escucharte,
a trabajar contigo: ¡puedes contar con Cristo para todo! Recuerda que no hay
nada tan pesado que Él no pueda llevar, ni hay nada demasiado pequeño como para
que a Él no le importe, ¡sobre todo si es algo que a ti te preocupa!
Hoy
el reto del amor es pulsar el timbre. Te invito a que, en mitad de tu jornada,
hagas una pausa, aunque solo sea de un instante, para dirigir una palabra al
Señor. Pídele ayuda, dale gracias o alábale... ¡Disfruta del privilegio de
poder tener una comunicación tan fácil! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma