«El Viaje Apostólico del Santo Padre a Mozambique,
Madagascar y Mauricio: como peregrino de paz y de esperanza», tema de la
catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 11 de
septiembre de 2019
“A todos los
invito a rezar por los frutos de este Viaje Apostólico, para que el Señor siga
sosteniendo a los habitantes de Mozambique, Madagascar y Mauricio, y a la
Iglesia conceda la valentía de seguir llevando el consuelo y la alegría del
Evangelio”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del segundo
miércoles de septiembre de 2019, tras concluir su 31° Viaje Apostólico
Internacional que lo llevó a visitar estos tres países africanos.
“Peregrino de
paz y esperanza”
Al regreso de su Viaje Apostólico a Mozambique,
Madagascar y Mauricio, el Santo Padre dio gracias a Dios por haberle permitido
realizar esta Visita como peregrino de paz y esperanza; asimismo, el Pontífice
renovó su gratitud a las respectivas Autoridades de estos Estados, así como a los
Obispos, que lo han invitado y acogido con tanto cariño y cuidado. Y a los
Nuncios Apostólicos, que han trabajado bastante para este Viaje. “La esperanza
del mundo es Cristo, y su Evangelio es la más poderosa levadura de la
fraternidad, la libertad, la justicia y la paz para todos los pueblos. Con mi
visita, siguiendo las huellas de los santos evangelizadores – precisó el Papa –
traté de llevar esta levadura, la levadura de Jesús, a los pueblos de
Mozambique, Madagascar y Mauricio”.
Mozambique: el
bien común y la amistad social
Su Visita a Mozambique, señaló el Papa Francisco fue
para sembrar semillas de esperanza, paz y reconciliación en una tierra que
tanto ha sufrido en el pasado reciente a causa de un largo conflicto armado, y
que en la primavera pasada fue golpeada por dos ciclones que causaron daños muy
graves. La Iglesia sigue acompañando el proceso de paz, que también dio un paso
adelante el pasado 1 de agosto con un nuevo Acuerdo entre las partes. Además,
el Papa agradeció a la Comunidad de Sant’Egidio que ha trabajado bastante en
este proceso de paz.
“En Mozambique, he animado a las autoridades locales,
a los jóvenes y a todos los habitantes para que sigan trabajando por el bien
común y difundiendo la amistad social”
En este sentido, el Santo Padre animó a las
Autoridades del país a trabajar juntos por el bien común; así como a los
jóvenes de diferentes orígenes religiosos, a construir el país, superando la
resignación y la ansiedad, difundiendo la amistad social y construyendo sobre
las tradiciones de los ancianos. A los Obispos, sacerdotes y personas
consagradas, a quienes encontró en la Catedral de Maputo, les propuso el
camino de Nazaret, el camino del generoso "sí" a Dios, en la memoria
agradecida de su llamada y de sus propios orígenes. “Un signo fuerte de esta
presencia evangélica – subrayó el Pontífice – fue el Hospital de Zimpeto, en
las afueras de la capital, construido con el compromiso de la Comunidad de
Sant'Egidio”. Donde a pesar de que todos los que trabajan allí no tienen el
mismo credo religioso – la directora del hospital es musulmana – lo más
importante son los enfermos.
Madagascar:
superar las adversidades con justicia
Tras la Misa celebrada en el Estadio de Maputo, indicó
el Papa Francisco nos trasladamos a Antananarivo, la capital de Madagascar. Un
país rico en belleza y recursos naturales, pero marcado por tanta pobreza. El
Pontífice señaló que, esperaba que el pueblo malgache pudiera superar la
adversidad y construir un futuro de desarrollo combinando el respeto por el
medio ambiente y la justicia social. Asimismo, el Papa dijo que, como signo
profético en esta dirección, visitó la "Ciudad de la Amistad" -
Akamasoa, fundada por un misionero lazarista, el Padre Pedro Opeka: allí
tratamos de combinar el trabajo, la dignidad, el cuidado de los más pobres, la
educación de los niños. Todo animado por el Evangelio. En Akamasoa, en la
cantera de granito, elevé a Dios la Oración por los obreros.
“En Madagascar, un país con enormes recursos
naturales, pero marcado por la pobreza, los he apoyado para que todos juntos
puedan superar la adversidad y construir un futuro más justo y desarrollado”
Asimismo, el Santo Padre afirmó que, sin la fe y la
oración no se construye una ciudad digna del hombre, y esto fue lo que vivió en
el encuentro con las religiosas contemplativas de diversas congregaciones. Con
los Obispos del país, el Pontífice renovó su compromiso de ser
"sembradores de paz y esperanza", cuidando del pueblo de Dios,
especialmente de los pobres, y de los sacerdotes. Luego, juntos veneraron a la
Beata Victoria Rasoamanarivo, la primera mujer malgache que fue elevada a los
altares. Con los jóvenes, que eran muy numerosos, muchos jóvenes en
la vigilia, vivió una vigilia rica en testimonios, cantos y bailes. Así como en
la Eucaristía dominical en el Campo diocesano de Antananarivo, junto al pueblo
fiel que camina en aquella tierra.
Mauricio:
armonizar diferencias
Mientras que, el pasado lunes el Santo Padre visitó la
República de Mauricio, un famoso destino turístico, pero que eligió como lugar
de integración entre diferentes grupos étnicos y culturas. De hecho, durante
los últimos dos siglos, diferentes poblaciones han desembarcado en ese
archipiélago, especialmente de la India; y después de la independencia ha
experimentado un fuerte desarrollo económico y social. “Allí es fuerte el
diálogo interreligioso, también la amistad entre los líderes de las diversas
confesiones religiosas”.
“En Mauricio, he agradecido a las autoridades el
compromiso por armonizar las diferencias en favor de un proyecto común,
animándolos a seguir con ese mismo espíritu de acogida y favoreciendo la vida
democrática”
La Santa Misa se celebró en el Monumento a María Reina
de la Paz, en memoria del Beato Jacques-Désiré Laval, conocido como el
"apóstol de la unidad mauriciana". El Evangelio de las
Bienaventuranzas, documento de identidad de los discípulos de Cristo, en este
contexto es un antídoto contra la tentación del bienestar egoísta y
discriminatorio: el Evangelio y las Bienaventuranzas son el antídoto contra
este bienestar egoísta y discriminatorio y un fermento de la verdadera
felicidad, impregnado de misericordia, justicia y paz. Asimismo, el Papa
agradeció a las autoridades de Mauricio, por el compromiso de armonizar las
diferencias en un proyecto común, y los alentó a que mantuvieran su capacidad
de acoger hoy a la población, así como sus esfuerzos por mantener y desarrollar
la vida democrática.
La Virgen
María, Madre protectora
Finalmente, el Papa Francisco dijo que antes de
iniciar un Viaje y al regreso del mismo, va siempre donde la Virgen María, a
la Salus Populi Romani, para que sea Ella quien la acompañe en su
Viaje, como Madre, a decirle que cosa debe hacer, a cuidar sus palabras, y sus
gestos. Con la Virgen María – concluyó el Papa – estoy seguro”. Y antes de
terminar su catequesis, el Santo Padre saludó cordialmente a los peregrinos de
lengua española venidos de España y Latinoamérica; en modo particular saludo a
los “Universitarios para el desarrollo”, que trabajan en zonas carenciadas de
Argentina y misionan en Bolsón, Río Negro, y la Viña, en Salta. “A todos los
invito a rezar por los frutos de este Viaje Apostólico, para que el Señor siga
sosteniendo a los habitantes de Mozambique, Madagascar y Mauricio, y a la
Iglesia – agrego el Pontífice – conceda la valentía de seguir llevando el
consuelo y la alegría del Evangelio”.
Renato Martínez – Ciudad del Vaticano
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