Hacer distancia
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cada
vez que dibujo algo, me ocurre lo mismo: tengo que hacer distancia. Es decir,
tengo que parar de dibujar, irme a hacer otra actividad y volver después de un
tiempo... Es entonces cuando veo la cara deforme, la nariz desproporcionada, el
gesto extraño... y es entonces cuando corrijo.
Pero,
si no hago distancia, no tengo capacidad de ver errores, de buscar
alternativas, de retomar el dibujo de una manera nueva. Con las situaciones de
la vida cotidiana me ocurre lo mismo: puedo tener muchas cosas, situaciones...
pero cuando hago distancia todo se ordena y simplifica. Y el modo más eficaz de
“hacer distancia” es cambiar la perspectiva: orar, hablar de ello con el Señor
y dejar que Él te ordene.
Hacer
distancia muchas veces puede parecer huir de esa situación que estás viviendo
y, sin embargo, es ese cambio de perspectiva que muchas veces necesitas para
ver tu vida desde otro ángulo y poder discernir cómo arreglar la nariz, los
ojos... y que el dibujo vaya cogiendo proporciones que te lleven a ser cada día
más feliz.
Las
vacaciones de verano son momento de distensión, de compartir con tu familia y
amigos, pero también son momento de “hacer distancia” de las prisas, de tu
trabajo o estudios, de la actividad cotidiana. Ahora, desde la distancia,
puedes preguntarte: ¿cómo está mi dibujo a lo largo del curso? ¿Lo miro y me da
paz? ¿Están bien las proporciones? Cristo, la oración, en el centro; mi
familia, cerca de mí; el trabajo en el lugar que le corresponde y con color en
los pequeños detalles; el Amor distribuido a lo largo de todo el dibujo... ¿Es
momento de hacer algún cambio?
Hoy
el reto del amor es que aproveches la distancia de tu vida cotidiana y rehagas
las proporciones. Para un rato con el Señor, haz distancia con Él de todo
aquello que se avecina a la vuelta de vacaciones, mira el dibujo del curso y
borra todo aquello que haya quedado descolocado o desproporcionado; si es
necesario, saca un papel nuevo y haz con Cristo el boceto del curso, empezando
por situar aquello que es más importante, y dejando para el final o borrando
aquello que no te deja ser feliz o disfrutar de las cosas pequeñas.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma