“Yo obedezco a
Dios antes que a los hombres” es la “gran respuesta cristiana” según el Papa
Francisco
Esto significa
"escuchar a Dios sin reservas, sin reenvíos, sin cálculos" y por eso
hay que pedirle al Espíritu Santo “que nos de la fuerza de no asustarnos ante
quien nos manda a callar, nos calumnia e incluso atenta contra nuestra vida.
Catequesis del Papa
Pedirle al Espíritu Santo la fuerza de no asustarnos
frente a quien nos manda a callar, nos calumnia e incluso atenta contra nuestra
vida; pedirle que nos fortalezca interiormente para estar seguros de la
presencia amorosa y consoladora del Señor a nuestro lado: fue la recomendación
del Papa Francisco en su catequesis en el miércoles 28 de agosto, dedicada a
los Hechos de los Apóstoles. La figura de Pedro, que lleno del Espíritu del
Señor pasa entre los enfermos caminando, y sin que él haga nada, su sombra se
convierte en caricia sanadora “efusión de la ternura del Resucitado”, fue el
tema a partir del cual el Santo Padre desarrolló su reflexión.
Los enfermos
son privilegiados para la Iglesia
El Pontífice se refirió a la comunidad eclesial que se
describe en el libro de los Hechos, que vive “de tanta riqueza que el Señor
pone a su disposición”, y que experimenta “un crecimiento numérico y un gran
fermento, a pesar de los ataques externos”. La vitalidad de la primera
comunidad eclesial, es demostrada por el Apóstol Lucas en lugares
significativos, como por ejemplo el Pórtico de Salomón, en donde se encontraban
los creyentes:
En el capítulo 5 de los Hechos la Iglesia naciente se
muestra como un “hospital de campaña” que acoge a los más débiles, es decir, a
los enfermos. Su sufrimiento atrae a los Apóstoles, que no poseen “ni plata ni
oro”, sino que son fuertes en el nombre de Jesús. A sus ojos, como a los ojos
de los cristianos de todos los tiempos, los enfermos son destinatarios
privilegiados del feliz anuncio del Reino, son hermanos en los que Cristo está
presente de modo especial, para dejarse buscar y encontrar por todos nosotros.
Los enfermos son privilegiados para la Iglesia, para el corazón sacerdotal,
para todos los fieles. No son para descartar: al contrario. Se deben curar,
acudir. Son objeto de la preocupación cristiana.
El testigo es
aquel que permite que Cristo se manifieste
El Papa indicó que entre los apóstoles emerge Pedro,
quien tiene preeminencia en el grupo apostólico por la primacía y la misión
recibida del Resucitado: él pasa entre los enfermos, haciendo "lo
mismo" que Jesús, "asumiendo en sí las enfermedades y dolencias”.
Pero Pedro, advierte el Pontífce, “permite que otro se manifieste", es
decir, permite que "el Cristo vivo y operante" se manifieste a través
de él. Esto porque el testigo, de hecho, “es aquel que manifiesta a Cristo, tanto
con las palabras como con la presencia corpórea, lo que le permite relacionarse
y ser una extensión del Verbo hecho carne en la historia”.
Pedro lleno del Espíritu del Señor, pasaba caminando
y, sin que él hiciera nada, su sombra se convertía en caricia sanadora, efusión
de la ternura del Resucitado que se inclina sobre enfermos y restituye
dignidad, vida y salvación. De este modo, Dios manifiesta su cercanía y hace
que las llagas de sus hijos se conviertan en lugar teológico de la ternura
divina. Así se puede decir que todo en Pedro, incluso su sombra, irradia la
vida del Resucitado: los enfermos recobran la salud y el mundo proclama la
gloria del Padre. Y puesto que el primer apóstol es figura de la Iglesia, su
sombra evoca la de la Iglesia, que sobre la tierra pone en pie a sus hijos y
los destina a los bienes del Cielo, sin temer obedecer a Dios antes que a los
hombres.
Obedecer a Dios
antes que a los hombres
El Papa recordó asimismo que la acción
sanadora de Pedro despierta el odio de los saduceos, que encarcelan a los
apóstoles y les prohíben enseñar. He aquí que Pedro "responde entonces
ofreciendo una clave de la vida cristiana", a saber, “obedecer a Dios en
vez de a los hombres”:
“Yo
obedezco a Dios antes que a los hombres: es la gran respuesta cristiana. Esto
significa escuchar a Dios sin reservas, sin reenvíos, sin cálculos; adherirse a
Él para ser capaces de una alianza con Él y con aquellos con los que nos
encontramos en nuestro camino”.
Dejarse inspirar por la santidad y la doctrina de
San Agustín
Al final de la catequesis, durante sus
saludos a los fieles, el Papa Francisco dedicó un pensamiento especial – como
es habitual - a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién
casados. Recordando la fiesta de San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia a
quien celebramos hoy, invitó a dejarse inspirar por su santidad y su
doctrina. “Junto a él – dijo - redescubran la vía de la interioridad que
conduce a Dios y al prójimo más necesitado”. A los fieles de lengua española,
invitó a pedir, de forma constante, la fuerza del Espíritu Santo para llevar a
todos la presencia amorosa y consoladora del Señor que camina a nuestro lado.
Memoria del inicio de la Segunda Guerra Mundial
Al saludar a los peregrinos polacos, el
Santo Padre recordó que el 1 de septiembre se cumple el 80º aniversario del
inicio de la Segunda Guerra Mundial, que comenzó con la agresión nazi alemana
contra Polonia. "Todos rezaremos por la paz, para que los trágicos
acontecimientos causados por el odio, que sólo trajo destrucción, sufrimiento y
muerte, no se repitan más", aseguró, y exhortó a rezar a Dios "para
que la paz reine en los corazones de los hombres, en las familias, en las
sociedades y entre los pueblos".
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
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