Selladora
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Llevo
unos días pintando una imagen de la Virgen que es una Custodia. Antes de darle
color, lo que he tenido que hacer es aplicarle una capa de pintura blanca que
llaman “selladora” o “tapa-poros”.
La
verdad es que, al terminar esa primera fase, ha quedado preciosa: blanca,
uniforme... Y, sobre todo, con esta selladora estoy segura y tranquila, pues sé
que la pintura responderá; y el barniz, también.
Según
pintaba, fui consciente de lo importante que es este paso de sellar bien la
imagen para luego poder hacer una buena obra de arte. Y me preguntaba cuál es
mi selladora, porque me daba cuenta de que en mi vida también hay poros por
donde pierdo vida, o por donde se filtran cosas que luego me dejan triste.
Así
descubro que hay dos selladoras en mi vida. Una soy yo misma: me busco la vida
para tenerlo todo más o menos controlado, me esfuerzo en tratar bien a todos,
en ser amable, servicial, cercana... Pero en este camino casi siempre se quedan
poros sin tapar, porque soy débil, limitada... y, cuando no llego a todo,
encima me enfado.
La
otra selladora consiste en dejarle a Jesús que actúe en mi vida, parar con Él y
pedirle el don del servicio, el don de la caridad, el don de la alegría... Es
dejar a Jesús que sea fuerte en mí, que sea fuerte en mi debilidad. Este camino
siempre me deja dos huellas, que son la paz y la alegría.
Sin
embargo, muchas veces quiero dejar a Jesús que sea Él quien lleve mi vida, y,
cuando me doy la vuelta... ¡la tengo de nuevo en mis manos! Porque confiar en
Cristo no es nada fácil, es imposible si no se te da de lo alto. Es un don.
Dejar
a Jesús que sea tu selladora te va a dar un gran descanso. Porque Él te ama y
da toda su vida por ti, para que seas feliz.
Pero
a mí siempre me pasa lo mismo, y es que me choco con mi libertad para poder
elegir el camino de la selladora de mí misma o de la selladora de Cristo. Está
en mi libertad elegir uno u otro. En la Biblia te dice que, si eliges el bien,
vivirás feliz y largos años.
Hoy
el reto del amor es dejar a Cristo que selle tus poros, que sea Él quien lleve
hoy tu día. Da 10 minutos de tu tiempo y tapa un poro de soledad; sí, dedica 10
minutos a esa persona que sabes que está sola.
VIVE
DE CRISTO