Silbando
al trabajar
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estaba
en la celda tratando de estudiar (pues por el calor me costaba); de fondo se
escuchaba a los obreros esparcir cemento. Esto duró unos diez minutos, después
se empezó a escuchar algo más fuerte que su trabajo y era... ¡su música! Uno
silbaba y el otro cogía el relevo cantando.
Inevitablemente
me centré en el debut musical que estaba presenciando, pues llevo días
observando cómo trabajan bajo la ola de calor, la tormenta del otro día, el
cansancio... y ahí estaban, cantando y silbando.
Volví
la mirada al libro, al cemento que yo tenía que esparcir en ese momento, y no
pude evitar sonreír. Gracias a los obreros, vi el libro de forma diferente. No
podía cantar al estudiar, pero... sí acoger el estudio con una sonrisa. Y es
que mirarles a ellos me hizo cambiar el “No”, la pereza... por el “Gracias”, y
así acoger y disfrutar de la tarde de estudio, del cemento que tenía entre
manos.
Estos
son días en los que estás a caballo entre trabajo, ocio... y el calor, el
cansancio, las ansiadas vacaciones, pueden hacernos rebuznar más que cantar y
disfrutar del momento.
Vivir
en acción de gracias hace que las cosas cambien, hace que puedas poner amor,
alegría y entusiasmo en lo que tienes entre manos. Es cuestión de cambiar la
mirada, de pedir a Cristo que te regale unos ojos nuevos para vivir tu
presente: con Cristo, podrás ver que tu compañero necesita de tu acogida; que,
detrás de los papeles, hay personas que necesitan de tu oración en ese momento;
en definitiva, verás que Cristo está también en tu trabajo, y que en cada cosa
pequeña tiene una misión para ti.
Hoy
el reto del amor es que vayas sonriendo a trabajar. Que no sea una sonrisa
porque sí, sino fruto de la experiencia de que no vas solo, que Cristo te
acompaña. Y, si tu trabajo te lo permite... ¡silba y canta!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma