Una
siesta muy ajetreada
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nuestra
beagle entró en la sala de trabajo como una moribunda. Debido al calor del
mediodía, no podía hacer nada: ni correr, ni jugar... ¡ni dormir!
Tras
dar un par de vueltas como un vagabundo, al fin se dejó caer debajo de la mesa,
estirada cuan larga es, tratando de aprovechar el frescor del suelo de
baldosas.
Aparentemente
la estrategia le funcionó bien, pues en breves instantes cerró los ojos, a
punto de quedarse dormida...
En
ese preciso momento... ¡pim!, apareció una mosca, que fue a posarse en su pata.
Jubi, sin querer despertarse, sacudió ligeramente la pata. ¡Pim! La mosca
aterrizó en su oreja. Nuevo movimiento suavísimo de Jubi... ¡Pim! Un nuevo
movimiento corto y perezoso de Jubi hizo quitarse a la mosca del rabito para,
¡pim!, ir a pasearse por la panza del can.
Aquello
fue demasiado.
Jubi
se revolvió como un gato. Enfurecida, comenzó a perseguir a la mosca por toda
la sala, subiéndose a las sillas, tratando de escalar a las mesas... ¡se olvidó
en un instante del calor y del sueño!
Lo
cierto es que me asombraba la persistencia de la mosca. Aunque la espantara una
y otra vez, ¡no se daba por vencida!
De
pronto descubrí que exactamente igual es el amor del Señor: ¡Cristo nunca se
cansa de insistir! Día tras día vuelve a llamar a tu puerta. Su mayor deseo es
ser recibido pero, si esto no ocurre, su reacción no es un enfado, sino una
promesa llena de esperanza: “Volveré”.
Él
nunca va a dejarte. El único riesgo al no abrir tu puerta es que llegue a
dormirse tu corazón. Si Jubi se hubiese dormido profundamente, la mosca
seguiría allí, pero no se habría enterado. Nuestro corazón también puede
adormecerse, pero Jesús seguirá insistiendo hasta que nos enteremos de que nos
ama más que a su propia vida. ¡Entonces sí que saltaremos sillas, mesas, ¡muros
enteros!, movidos por la alegría!
Hoy
el reto del amor es convertirse en mosca. Te invito a que abras tu corazón a
Cristo... ¡y le permitas hacerte semejante a Él! Hoy apuesta por amar pase lo
que pase. Aunque ignoren tus gestos de cariño, aunque incluso te rechacen...
¡insiste en el amor! Tarde o temprano, como con las moscas, ¡el corazón
reacciona! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
