MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, sed bienvenidos a la celebración del Día del Señor.
Cada
domingo, el Señor nos reúne en torno a la mesa del Altar para hacernos
participar de su Pascua. Él nos convoca, Él nos recibe en su casa: la Iglesia,
Él nos sirve y Él mismo se nos da en alimento de vida eterna.
Aunque
no lo parezca, no hemos venido a la Misa por iniciativa nuestra, ha sido Dios
mismo el que por medio de su Hijo, Jesús, nos ha invitado para hacernos
participar de su amor.Todos somos huéspedes del Señor.
Dispongamos
ha celebrar con alegría y provecho esta Eucaristía.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Todos
quisiéramos hospedar al Señor en nuestra casa. A todos nos gustaría que Él
compartiera con nosotros nuestra vida.
Esto
que deseamos, ocurre verdaderamente. Sin embargo, nos falta la fe necesaria
para reconocerlo y la disposición conveniente para recibirlo y prestarle la
atención que Él merece.
Escuchemos
con atención la Palabra de Dios que hoy se nos proclama, ella ilumina nuestra
mirada y crea en nosotros las actitudes necesarias para que podamos reconocer t
aceptar la presencia del Señor en nuestras vidas.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada suplica respondemos: ¡Quedate con nosotros, Señor!
-
Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que vivan el ejercicio de su
ministerio como un servicio a la presencia de Cristo en su Iglesia. OREMOS.
-
Por nuestros políticos, para que sean capaces de ir más allá de sus interese
personales y partidistas y busquen el bien común de nuestro pueblo. OREMOS.
-
Por los jóvenes y adolescentes, para que aprovechen el descanso estival para
tener experiencias que les desarrolle como personas y como cristianos. OREMOS.
-
Por los misioneros que viven su entrega por el Evangelio lejos de nuestro país,
para que su afán apostólico dé fruto abundante. OREMOS.
-
Por los sin techo, por los que viven en habitaciones patera, por los que son
deshauciados, para que la sociedad provea en sus necesidades. OREMOS.
-
Por los que celebramos esta Eucaristía, para que al igual que el Señor nos
acoge, nosotros nos acojamos unos a otros y así podamos manifestar la
fraternidad que nace de la fe. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Señor, Jesús,
porque
al encarnarte has venido a nuestra casa.
Ya
nada de lo nuestro te es ajeno,
nada
te resulta estraño.
Tú
has puesto tu tienda entre nosotros
para
compartir nuestra vida
y
para que te reconozcamos
como
uno de nosotros
y
te podamos tratar como nuestro vecino y amigo.
Jesús,
Hijo del Padre y Hermano nuestro,
entra
hasta el fondo en nuestras vidas,
comparte
nuestros gozos y alegrías
nuestras
angustias y nuestros llantos;
que
nosotros nos dejemos acompañar por Ti
y
acojamos tu Palabra como luz en el camino.
Espíritu
de Cristo,
derrama
tu gracia sobre nosotros,
que
ella cree en nuestros corazones
las
disposiciones necesarias
para
acoger en nuestras vidas
a
quien es nuestro Hermano y Señor.
Amén.
