El
Osservatore Romano, recuerda esta efemérides, en lo que fue un momento
histórico, que marco el mundo. Marcello Filotei recuerda el 20 de julio cuando
los astronautas llegaron a la luna
“La ciencia ficción se hizo realidad el 20 de
julio de 1969, cuando los astronautas estadounidenses Neil Armstrong y Buzz
Aldrin pisaron la luna a la que habían llegado después de cuatro días de viaje
a bordo del Apollo 11. El tercer miembro de la misión, Michael Collins tuvo
mala suerte, a pesar de que él dijo que no”.
Filotei
recuerda que Collins era el único que podía pilotar el módulo de mando, y tenía
que permanecer en órbita mientras los otros dos saltaban a la superficie lunar
mientras el mundo los miraba en mundovisión. Era necesario, sin él, la
misión no habría tenido éxito, pero no “debería haber sido fácil mantenerse
alejado como Moisés para contemplar la "Luna prometida" sin poder
alcanzarla. En cada órbita durante 48 minutos permaneció fuera del contacto por
radio con la Tierra, las emociones que sintió, según informó, no eran de miedo
ni de soledad, sino de "conciencia, anticipación, satisfacción, confianza,
casi exaltación". En cualquier caso, continuó: "es desde los tiempos
de Adán que nadie ha conocido semejante soledad humana".”
El momento de bajar a la
luna
Los
otros dos astronautas, tomaron más tiempo del esperado para salir del
transbordador, “porque la mochila que llevaban detrás de ellos para asegurar su
supervivencia era demasiado grande para pasar fácilmente por la escotilla”,
cuenta Filotei, después de haber recolectado más de veinte kilogramos de
piedras y haber plantado la bandera, en realidad solo lograron clavarla algunos
centímetros porque el suelo era particularmente duro, regresaron a la nave.
Ante las maravillas de
Dios ¿qué es el hombre?
Armstrong
y Aldrin antes de regresar a la nave, dejaron en la superficie lunar una placa
de oro en la que estaba grabado el Salmo 8: "Cuando veo tus cielos, obra
de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre,
para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?
Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo
de sus pies”.
Papa Pablo VI quiso este
mensaje en la luna
El
mensaje al cosmos le había sido confiado por Pablo VI, quien ya había dirigido
su pensamiento a la misión una semana antes. Fue el 13 de julio cuando el Papa
Montini enfatizó que el momento iba "más allá de los elementos
descriptivos de este hecho único y maravilloso". Se estaba haciendo
historia y lo que más sorprendió al Papa fue "ver que no se trata de
sueños". "La ciencia ficción se convierte en realidad", dijo,
pero no se detuvo allí, sino que captó un aspecto particular de la misión:
"Si consideramos la organización de cerebros, actividades, instrumentos,
medios económicos, con todos los estudios, experimentos, Los intentos, la
hazaña, la admiración se convierte en reflexión y la reflexión se curva sobre
el hombre, el mundo, la civilización, de donde brotan novedades de tal
sabiduría y de tal poder ".
Una
vez más volvieron a surgir las preguntas habituales: "¿Quién es capaz de
hacer tanto? tan pequeño, tan frágil, tan similar al animal, que no cambia y no
sobrepasa por sí mismo los límites de sus instintos naturales, y tan superior,
tan maestro de las cosas, ¿tan victorioso en el tiempo y el espacio? ¿Quiénes
somos? Seiscientos millones de personas vieron la luna en vivo. La intuición de
Pablo VI llamó la atención sobre la mano del hombre, colocando "esta
criatura de Dios, incluso más que la misteriosa Luna, en el centro de este
viaje".
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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