El impresionante testimonio de un joven matrimonio mostró el poder de la Eucaristía para transformar los corazones y las vidas enteras de quienes "se dejan broncear por Cristo" desde el altar
El pasado sábado
tuvo lugar la primera vigilia de Corpus Christi celebrada en la Sagrada
Familia. Se trata de la primera vigilia y noche completa de adoración al
Santísimo que se celebra en el templo expiatorio concebido por Antonio
Gaudí
Hasta ahora
tenían lugar ocasionalmente horas santas en la cripta, pero nunca se había realizado en la nave central un acto dedicado
exclusivamente a la adoración del Santísimo Sacramento.
El
origen: del Tibidabo, al corazón de la ciudad
El pasado 30 de enero la Junta de la
Adoración Nocturna Española del Tibidabo se reunió con el cardenal de
Barcelona, Juan José Omella, para agradecerle su presidencia de la vigilia de
Cristo Rey en el templo del Tibidabo. Durante ese encuentro el cardenal
propuso "a bote pronto", como él mismo explicó el pasado sábado, la
celebración de una vigilia eucarística que agrupase a los numerosos movimientos
de adoración que han ido apareciendo en Barcelona en los últimos años. La
razón era muy sencilla: había que seguir el consejo del Papa Francisco y apoyar
toda acción evangelizadora en la Eucaristía.
El cardenal encargó a la Junta del
Tibidabo que se comunicase con otras iniciativas eucarísticas. Se vio que
interesaba a muchas personas y se decidió celebrarlo en la Sagrada Familia,
cuyo aforo permite acoger grandes encuentros. Hay que recordar que el edificio
de Gaudí, igual que el Tibidabo, tiene además la condición de templo
expiatorio.
Testimonios,
cantos y silencio
Según la diócesis, más de 1.350 fieles
llenaron la nave central de la Sagrada Familia desde las 20:00 para asistir a
la vigilia. El cardenal Omella expuso el Santísimo Sacramento sobre el altar
mayor en una sencilla custodia, y se alternaron los testimonios con cantos y ratos
de oración silenciosa.
El primero de los testimonios fue la
acción de gracias de José María Alsina, fundador de la adoración nocturna
del Tibidabo hace 53 años, recordando cómo esta noche mensual reservada
para acompañar a Jesucristo es una ocasión privilegiada para compartir con Él
penas, alegrías y confidencias, y recibir las gracias que impulsan la vida
cristiana.
El impresionante testimonio de un joven
matrimonio mostró el poder de la Eucaristía para transformar los corazones y
las vidas enteras de quienes "se dejan broncear por Cristo" desde
el altar. Un par de universitarias agradecieron después al Señor cómo cambia su
vida pasando unas horas al mes junto a Él.
"No
os importe estar cansados: dejad que Cristo hable"
El cardenal Omella recordó que en 1952 el
Congreso Eucarístico llenó de fieles la Diagonal de Barcelona, y llamó a
convertir de nuevo Barcelona en una "ciudad eucarística", tomando el
impulso que brota de la adoración perpetua del Tibidabo, apoyando las capillas
barcelonesas de adoración y poniendo la Eucaristía en el centro de la vida de
la Iglesia. "A los que adoráis por la noche –dijo- no os importe estar
cansados y no saber qué decirle a Cristo. Dejad que sea Él quien os
hable".
Bendecir
Barcelona desde la fachada de la Pasión
Hacia las 22h el cardenal Omella
procesionó con el Santísimo hasta la fachada de la Pasión mientras los fieles
entonaban el "Cantemos al Amor de los Amores", el himno del
Congreso Eucarístico de 1917. Desde allí bendijo a la ciudad de Barcelona y la
comitiva sacerdotal se dirigió a la cripta del templo, donde la Eucaristía
quedó expuesta toda la noche.
Allí esperaba el primer turno de
adoración, encargado a los adoradores de la parroquia badalonesa de San
Sebastián. Siguió el turno de la ANFE de 0:00 a 2:00, después el del Tibidabo
de 2:00 a 4:00, el de Santa Isabel de 4:00 a 6:00, y cerró el turno del
Santísimo Sacramento de 6:00 a 8:00.
En cada turno velaron la Eucaristía un
centenar de personas de toda edad y condición, mientras varios sacerdotes
confesaban; sorprendió la cantidad de matrimonios jóvenes y niños que aparecían
a esas horas de un sábado de puente para tener su rato de adoración.
Un joven sacerdote diocesano recordaba al
finalizar los turnos de adoración que "esta noche se ha hecho realidad uno
de los sueños de Gaudí: la basílica de la Sagrada Familia llena para rezar,
alabar y adorar al Señor".
Aunque Barcelona es una ciudad muy
descristianizada, allí se está dando un despertar eucarístico muy significativo que ha llevado a este evento especial.
El cardenal anunció su intención de repetir
la vigilia eucarística cada año en las fechas de Corpus.
Fuente: ReL