Del
3 al 4 de junio la Pontificia Academia de Ciencias Sociales organizó en la
Casina Pío IV del Vaticano la Cumbre de Jueces Panamericanos sobre Derechos
Sociales y Doctrina Franciscana
Poniendo
en guardia sobre los peligros de naturalizar la injusticia social,
convirtiéndola por tanto en "invisible" y a la vez en uno de los
grandes obstáculos que debilita el sistema democrático; el Papa recordó a los
jueces que para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente,
"necesita garantizar que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda
verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus
habitantes bajo la lógica del bien común".
Del
3 al 4 de junio la Pontificia Academia de Ciencias Sociales organizó en la
Casina Pío IV del Vaticano la Cumbre de Jueces Panamericanos sobre Derechos
Sociales y Doctrina Franciscana. En esta asamblea panoamericana participan
magistrados de las tres Américas de cuyas competencias forma parte la
implementación efectiva de los derechos sociales económicos y culturales
(DESCS).
La
cumbre es la continuación ideal de la Primera Conferencia sobre Derechos
Sociales y Doctrina Franciscana que se llevó a cabo el 4 de junio de 2018 en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en la que participaron
más de trescientos magistrados y funcionarios judiciales para discutir sobre la
inspiración jurídica arraigada en los documentos fundamentales del Magisterio
del Papa Francisco.
Objetivos de la Cumbre de
Jueces
Entre
los objetivos de la cumbre están el de cómo implementar las tres “T” (Tierra,
Techo, Trabajo), cómo hacer frente a las restricciones presupuestarias y los
controles bancarios o financieros exógenos basados en la deuda externa de los
países
y cómo
superar las presiones políticas y crear un movimiento mundial basado en la defensa sin
restricciones de los derechos sociales.
Encuentro con el Papa
Con
ocasión de la clausura de este evento, los participantes de la Cumbre tuvieron
un encuentro con el Papa Francisco, la tarde del lunes 4 de junio en la
Casina Pío IV del Vaticano. En su discurso el Santo Padre los alentó a
continuar con su misión, "noble y pesada", la cual les pide consagrarse
al servicio de la justicia y del bien común con el llamado constante a que los
derechos de las personas y especialmente de los más vulnerables sean respetados
y garantizados.
Buscar el bien común del
pueblo
"De
esta manera -dijo Francisco- ustedes ayudan a que los Estados no renuncien a su
más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su
pueblo".
Celebrando
esta iniciativa de reunirse, así como la realizada el año pasado en la
ciudad de Buenos Aires, en la que se deliberó sobre los Derechos sociales a la
luz de Evangelii gaudium, Laudato si’ y el discurso a los Movimientos
Populares en Santa Cruz de la Sierra; el Pontífice subrayó "la importancia
y la necesidad de encontrarse para poder afrontar los problemas de fondo que
sus diversas sociedades están atraversando".
Cuidar los derechos
consagrados globalmente
"Nos
toca vivir una etapa histórica de cambios en donde se pone en juego el alma de
nuestros pueblos. Un tiempo de crisis -de peligros y oportunidades- en la
que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal desarrollo normativo,
por otro un deterioro en el goce efectivo de los derechos consagrados
globalmente", añadió el Obispo de Roma, manifestando su preocupación «ante
las voces que se levantan, especialmente de algunos “doctrinarios”, que tratan
de “explicar” que los Derechos sociales son “viejos”, están pasados de moda y
no tienen nada que aportar a nuestras sociedades».
«La
injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto
análisis incapaz de ponerse en los pies del otro - y no digo zapatos, porque en
muchos casos esas personas no tienen-, es también una forma de generar
violencia: silenciosa, pero violencia al fin», afirmó el Sucesor de Pedro,
haciendo hincapié en el enorme contraste que existe "en las ciudades que
se muestran bellas y modernas donde a la vez se niega el techo a miles de
vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente,
personas en situación de calle”.
Injusticia social
naturalizada
Poniendo
en guardia sobre los peligros de naturalizar la injusticia social,
convirtiéndola por tanto en "invisible" y a la vez en uno de los
grandes obstáculos que debilita el sistema democrático; el Papa recordó que
para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente, necesita garantizar
que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en
acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la
lógica del bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial
por los pobres (cf. Carta enc. Laudato si’, 158).
Enfrentar el conflicto y
resolverlo
"En
un mundo de virtualidades, cambios y fragmentación, los Derechos sociales no
pueden ser solamente exhortativos o apelativos nominales, sino que han de ser
faro y brújula para el camino porque «la salud de las instituciones de una
sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana»
(Carta enc. Laudato si’, 142)", argumentó el Santo
Padre, pidiendo a los jueces que delante del conflicto "no caigan
prisioneros del mismo ni pierdan horizontes, sino que miren de frente el
conflicto, sufriéndolo, resolviéndolo y transformándolo en el eslabón de un
nuevo proceso (cf. Exhort. apost. Evangelii gaudium, 227).
Vacíos legales:
generadores de corrupción
En
cuanto al tema de los vacíos legales, tanto de una legislación adecuada como de
la accesibilidad y el cumplimiento de la misma, el Pontífice afirmó que estos
ponen en marcha círculos viciosos "que privan a las personas y a las
familias de las necesarias garantías para su desarrollo y bienestar. Estos
vacíos son generadores de corrupción que encuentran en el pobre y en el
ambiente los primeros y principales afectados".
Lawfare: guerra jurídica
Igualmente,
aprovechando esta oportunidad de reunión con los jueces panamericanos, el Santo
Padre manifestó su preocupación por una nueva forma de intervención exógena en
los escenarios políticos de los países a través del uso indebido de
procedimientos legales y tipificaciones judiciales, conocido como
"lawfare", en español "guerra jurídica"; el cual además de
poner en serio riesgo la democracia de los países, generalmente es utilizado
para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación
sistemática de los Derechos sociales.
Honestidad puesta en duda
"Para
garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y
neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad
judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas", dijo
Francisco advirtiéndoles que debido a tal fenómeno, "en muchos casos la
defensa o priorización de los Derechos sociales sobre otros tipos de intereses,
los llevará a enfrentarse no sólo con un sistema injusto sino también con un
poderoso sistema comunicacional del poder, que distorsionará frecuentemente el
alcance de sus decisiones, pondrá en duda su honestidad y también su
probidad".
"¡Cuántas
veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la
difamación y del oprobio!", exclamó el Pontífice asegurando que ciertamente
se requiere de una gran entereza para poder sobrellevarlas. «Felices los que
son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el
Reino de los Cielos» (Mt 5,10), añadió.
Protagonistas de la
transformación del sistema judicial
"Ustedes
tienen un rol esencial -concluyó el Papa- son poetas sociales: son creadores de
trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para
los descartados por el mercado mundial» (II Encuentro Mundial de los
Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, 9 julio 2015). No tengan miedo
de ser protagonistas en la transformación del sistema judicial basado en
el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la persona humana
sobre cualquier otro tipo de interés o justificación. Permítanme decirles:
«Felices los que tienen hambre y sed de justicia; felices los que trabajan por
la paz» (Mt 5,6.9).
Ciudad
del Vaticano
Vatican
News