La Iglesia es un lugar de encuentro, y debemos recordar estas palabras no como un bello eslogan, sino como parte de la identidad de nuestro ser cristianos"
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El Santo Padre visita a la familia Rom, de Rumanía |
La
tarde del 2 de junio, el Santo Padre visitó a la comunidad gitana durante el
último día de su viaje apostólico a Rumania. "No somos humanos si no vemos
la persona antes que los prejuicios", dijo Francisco.
La
tarde del 2 de junio el Papa visitó a la comunidad Rom, pueblo con un gran
legado histórico y cultural, durante su último día del viaje apostólico a
Rumania:
En
su discurso, el Pontífice recordó una certeza tan segura como a veces olvidada:
"en la Iglesia de Cristo hay lugar para todos. La Iglesia es un lugar de
encuentro, y debemos recordar estas palabras no como un bello eslogan, sino
como parte de la identidad de nuestro ser cristianos".
Asimismo,
Francisco manifestó un peso que lleva en su corazón: "Es el peso de la
discriminación, la segregación y el maltrato que sufren sus comunidades. La
historia nos dice que incluso los cristianos, incluso los católicos, no son
ajenos a este mal. Me gustaría pedir perdón por esto. Pido perdón -en nombre de
la Iglesia, al Señor y a ustedes- por haberlos discriminado, maltratado o
mirado mal en el curso de la historia, con la mirada de Caín en vez de con la
de Abel, y no haber sido capaces de reconocerlos, apreciarlos y defenderlos en
su particularidad. Caín no se preocupa por su hermano. Es con indiferencia como
se alimentan los prejuicios y se despiertan los rencores".
En
este contexto, el Pontífice subrayó que cuántas veces juzgamos imprudentemente,
con palabras que hieren, con actitudes que siembran odio y crean distancias.
"Cuando
alguien se queda atrás, la familia humana no camina. No somos cristianos hasta
el final, ni somos humanos, si no sabemos ver a la persona antes que a sus
acciones, antes de nuestros juicios y prejuicios. Siempre, en la historia de la
humanidad, están Abel y Caín. Está la mano extendida y la mano que golpea. Está
la apertura de la reunión y el cierre del enfrentamiento. Está la acogida y el
descarte. Hay quienes ven en el otro a un hermano y hay quienes ven un
obstáculo en su camino. Está la civilización del amor y está la civilización
del odio. Todos los días se puede elegir entre Abel y Caín. Como en una
encrucijada, a menudo nos enfrentamos a una elección decisiva: seguir el camino
de la reconciliación o el de la venganza. Escojamos el camino de Jesús. Es un
camino que cuesta esfuerzo, pero es el camino que conduce a la paz. Y pasa por
el perdón", aseguró el Papa.
El
Sucesor de Pedro animó a al pueblo gitano a compartir sus características
específicas "y de las que tenemos tanta necesidad: el valor de la vida y
de la familia en el sentido más amplio (primos, tíos, ...); la solidaridad, la
hospitalidad, la ayuda, el apoyo y la defensa de los más débiles de su
comunidad; la valorización y el respeto por los ancianos; el sentido religioso
de la vida, la espontaneidad y la alegría de vivir". Pero también los
invitó "a recibir todas las cosas buenas" que otros pueden ofrecer,
caminando juntos, donde están, "en la construcción de un mundo más humano
que vaya más allá de los miedos y las sospechas, eliminando las barreras que
nos separan de los demás" en la búsqueda de la fraternidad:
"Comprométanse a caminar juntos, con dignidad: la dignidad de la familia,
la dignidad de ganarse el pan de todos los días -eso es lo que los hace seguir
adelante- y la dignidad de la oración" (Cf. Encuentro de oración con el
pueblo gitano y sinti, 9 de mayo de 2019).
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del Vaticano
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