“En un contexto como el del Mediterráneo la teología
más adecuada para vivir y obrar es una teología de la acogida”
Discurso del Santo Padre en el Encuentro de la
Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional: “La teología después de la
Veritatis Gaudium en el contexto del Mediterráneo”.
“La teología
después de la Veritatis Gaudium es una teología kerigmática,
una teología del discernimiento, de la misericordia y de la acogida, que se
pone en diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones para la
construcción de la convivencia pacífica de los individuos y de los pueblos”, lo
dijo el Papa Francisco en su discurso
conclusivo en el Encuentro sobre “La teología después de
la Veritatis Gaudium en el contexto del Mediterráneo”, evento
organizado por la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional de
Nápoles, este viernes, 21 de junio de 2019.
Criterios para
una teología después de la Veritatis Gaudium
El Santo Padre en su intervención conclusiva, delineó
los “criterios
evangélicos” para poder hacer teología después de su
Constitución Apostólica publicada en 2017, con el cual ha querido dar un nuevo
impulso para la renovación de la teología para una Iglesia en salida. Sobre
todo, el Papa dijo que en un contexto como el del Mediterráneo la teología más
adecuada para vivir y obrar es “una teología de la acogida” que tiene como
criterios y elementos el “kerigma, el diálogo, el discernimiento, la
colaboración y la red, que traducen el modo en el cual el Evangelio ha sido
vivido y anunciado por Jesús y con el cual puede ser también hoy transmitido
por sus apóstoles”.
Kerigma y diálogo,
elementos para renovar la teología
En
su intervención, el Papa Francisco explicó que, “en el Proemio de Veritatis
Gaudium se menciona la profundización del kerigma y del diálogo como
criterios para la renovación de los estudios, lo que significa que están al
servicio del camino de una Iglesia que pone cada vez más en el centro la
evangelización”. En diálogo con las culturas y las religiones, precisó el
Pontífice, la Iglesia anuncia la Buena Nueva de Jesús y la práctica del amor
evangélico que Él predicaba como síntesis de toda la enseñanza de la Ley, de
las visiones de los Profetas y de la voluntad del Padre. En este sentido, el
diálogo es ante todo un método
de discernimiento y de anuncio de la Palabra de amor que se dirige a
cada persona y que quiere ser vivida en el corazón de cada uno. Sólo escuchando
esta Palabra y en la experiencia del amor que comunica se puede discernir la
relevancia del kerigma.
En
este sentido del proceder dialógico es San Francisco de Asís quien explica cómo
el diálogo y el anuncio pueden tener lugar, dando testimonio del amor de Dios
por todos los hombres. Sirve docilidad al Espíritu, es decir, “un estilo de
vida y de anuncio sin espíritu de conquista, sin voluntad de proselitismo y sin
una intención agresiva de rebatir”. Un diálogo con las personas y sus culturas
que incluye también el testimonio hasta el punto de sacrificar la vida, como lo
hicieron, entre otros, Charles de Foucauld, los monjes de Tibhirine, el Obispo
de Orán, Pierre Claverie.
Diálogo y colaboración para una teología de la
acogida
Otro de los criterios que el Santo Padre
presentó para poder hacer una teología de la acogida es el diálogo en
colaboración y apertura a la cultura. Este diálogo se establece fomentando
cursos de lengua y cultura árabe y hebrea en las facultades de teología para
fomentar las relaciones con el judaísmo y el islam, entendiendo sus raíces y
diferencias comunes. Con los musulmanes, señaló el Papa, “estamos llamados al
diálogo para construir el futuro de nuestras sociedades y nuestras ciudades”,
“a considerarlos socios para construir una convivencia pacífica, incluso cuando
se producen episodios espeluznantes de grupos fanáticos enemigos del diálogo”.
Con los judíos, para “vivir mejor nuestra relación a nivel religioso”. El
Mediterráneo – observó el Papa – es un “puente” entre Europa, África y Asia, un
espacio para construir una “gran tienda de la paz donde los diferentes hijos
del padre común Abraham puedan vivir juntos.
El diálogo como método de estudio y hermenéutica
En este sentido, el Santo Padre presentó
dos ejemplos concretos de como el diálogo que caracteriza una teología de la
acogida puede ser aplicado a los estudios eclesiásticos. El primero, el diálogo
puede ser un
método de estudio, además que de enseñanza. Cuando leemos, interpretamos y
nos confrontamos con un texto entramos en diálogo con él, con su mundo del cual
es expresión, este es una forma de diálogo. El segundo, es que el diálogo se
puede realizar como hermenéutica
teológica en un tiempo y en un lugar específico. En nuestro caso, precisó
el Pontífice, el Mediterráneo al inicio del tercer milenio.
La teología de la acogida y la escucha
Prosiguiendo
con su explicación de los criterios evangélicos para una teología de la
acogida, el Papa Francisco señaló que, el diálogo como hermenéutica teológica
presupone y comporta la escucha
consciente. Esto significa escuchar la historia y el vivir de los pueblos
que están alrededor del Mediterráneo. Esta escucha debe ser profundamente
interna a las culturas y a los pueblos de esta región porque el Mar del
Mediterráneo, es el
mar del mestizaje, abierto al encuentro, al diálogo y a la reciproca
inculturación. En este sentido, la realidad multicultural y pluri-religiosa del
Mediterráneo, precisó el Papa, se forma con estas narraciones, el diálogo nace
de la escucha de las personas y de los textos de las grandes religiones
monoteístas, sobre todo de la escucha de los jóvenes.
Una teología interdisciplinar
Asimismo,
el Santo Padre subrayó que, “una teología de la acogida que adopta como método
interpretativo de la realidad el discernimiento y el diálogo, necesita teólogos
que sepan trabajar juntos y en forma interdisciplinar, superando el
individualismo en el trabajo intelectual”. En este camino continuo de salida de
uno mismo y de encuentro con el otro, recordó el Papa, es importante que los
teólogos sean hombres y mujeres de compasión, tocados por las esclavitudes de
hoy, las plagas sociales, las guerras y las enormes injusticias que sufren
tantos pobres que viven en las orillas de este “mar común”. La
interdisciplinariedad como criterio para la renovación de la teología y de los
estudios eclesiásticos implica el compromiso de revisar y reinterpretar
continuamente la tradición. En efecto, la escucha de los teólogos cristianos no
nace de la nada, sino de un patrimonio teológico que, precisamente en el
espacio mediterráneo, tiene sus raíces en las comunidades del Nuevo Testamento,
en la rica reflexión de los Padres y en muchas generaciones de pensadores y
testigos.
Una teología en red
El
Papa Francisco también dijo que, la teología después de la Veritatis
Gaudium es una teología en red y, en el contexto del Mediterráneo, en
solidaridad con todos los “naufragios” de la historia. La teología – teniendo
la mente y el corazón fijos en el Dios misericordioso y compasivo, afirmó el
Papa – puede ayudar a la Iglesia y a la sociedad civil a retomar el camino en
compañía de tantos naufragios, animando a los pueblos del Mediterráneo a
rechazar toda tentación de reconquista y cerrazón de su identidad. Por ello,
precisó el Pontífice, el trabajo de las facultades de teología y de las
universidades eclesiásticas contribuye a la construcción de una sociedad justa
y fraterna, en la que el cuidado de la creación y la construcción de la paz son
el resultado de la colaboración entre instituciones civiles, eclesiales e
interreligiosas. Es sobre todo un trabajo en la "red evangélica", es
decir, en comunión con el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu de la paz, el
Espíritu del amor que actúa en la creación y en el corazón de los hombres y
mujeres de buena voluntad de toda raza, cultura y religión.
La teología después de la Veritatis
Gaudium
Finalmente,
el Santo Padre explicó que la tarea de la teología después de la Veritatis
Gaudiumes la de sintonizar con el Espíritu de Jesús Resucitado, con su
libertad de ir por el mundo y llegar a las periferias, incluso a las del
pensamiento. Los teólogos tienen la tarea de fomentar siempre el encuentro de
las culturas con las fuentes de la Revelación y de la Tradición. Gracias a
Dios, recordó el Papa, las fuentes primeras de la teología, es decir, la
Palabra de Dios y el Espíritu Santo, son inagotables y siempre fecundas; por lo
tanto, se puede y se debe trabajar en la dirección de un "Pentecostés
teológico", que permita a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo
escuchar "en su propio lenguaje" una reflexión cristiana que responda
a su búsqueda de sentido y de vida plena. Para que esto suceda, ciertas condiciones
son indispensables, como por ejemplo: partir del Evangelio de la misericordia,
asumir seriamente la historia en el seno de la teología, mantener la libertad
teológica y adoptar una estructura ligera y flexible que den prioridad a la
acogida y el diálogo, al trabajo interdisciplinar y en red.
El saludo del Decano de la Facultad al Santo Padre
En
el dar su bienvenida al Romano Pontífice, el Decano de la Facultad de Teología
del Sur de Italia, Padre Giuseppe Di Luccio, S.I. indicó el propósito de los
presentes: “educar a una comprensión del Mediterráneo como espacio y tiempo
para una teología que, en diálogo con las instituciones civiles, los
representantes de otras confesiones y religiones y con mujeres y hombres de
buena voluntad, contribuya a desarrollar un nuevo humanismo construyendo una
sociedad fraterna y solidaria y superando las desconfianzas, los miedos y las
dificultades que las diferencias religiosas y culturales pueden provocar”.
Asimismo,
le manifestó que su participación en este Congreso es “un don especial del
Espíritu Santo”: “Que este Espíritu, que hemos visto actuar a lo largo de los
meses de preparación de la conferencia, por intercesión de la Santísima Virgen
María y de San Luis Gonzaga, nos asista en el trabajo de hoy y nos renueve; que
nos ilumine, guíe y acompañe en el trabajo que nos espera -dondequiera que
estemos- en el área mediterránea, que vemos representada en su extraordinaria
belleza por este lugar; y en el tiempo comprendido por la carrera del anuncio
del Evangelio, que nos comunica la luz y la alegría de la Verdad: la
misericordia del Padre, revelada en la vida en plenitud del Amor de Jesús”,
deseó.
Renato Martínez – Ciudad del Vaticano
Vatican News