El
Papa Francisco ha dirigido un discurso a los miembros de la Asociación de
Prensa Extranjera en Italia. Agradeció su labor y les exhortó a trabajar “según
la verdad y la justicia”
En
la ciudad del Vaticano, el Papa Francisco se ha reunido con los miembros de la
prensa extranjera en Italia. Les expresó la estima por el trabajo que realizan:
“Incluso cuando ponen el dedo en la llaga, y quizás la llaga está en la
comunidad eclesial. El suyo es un trabajo precioso porque contribuye a la
búsqueda de la verdad, y sólo la verdad nos hace libres”. Y añadió: “En la
Iglesia siempre encontrará la justa estima por su trabajo y el reconocimiento
de la libertad de prensa".
Los públicos, algo más que
meros espectadores
El
Papa recordando las palabras de su predecesor, Benedicto XVI, afirmó: “A veces
los medios de comunicación tienden a hacernos sentir siempre
"espectadores", como si el mal sólo afectara a otros, y ciertas cosas
nunca nos podrían pasar". En cambio, todos somos "actores" y,
para bien o para mal, nuestro comportamiento influye en los demás". Y
añadió: “Por eso os exhorto a que trabajéis según la verdad y la justicia, para
que la comunicación sea verdaderamente un instrumento para construir, no para
destruir; para encontrarnos, no para chocar; para dialogar, no para
monologizar; para orientar, no para desorientar; para comprender, no para
incomprender; para caminar en paz, no para sembrar odio; para dar voz a los que
no la tienen; para dar voz, no para ser un megáfono a los que gritan más
fuerte”.
Humildad y periodismo
El
Papa recordó que la humildad ha sido considerada una virtud para la vida
espiritual, sin embargo, puede ser un elemento fundamental de la profesión
periodística. Incluso, algunos pueden pensar más en otras virtudes, consideró
el Papa, como “profesionalidad, competencia, memoria histórica, curiosidad,
capacidad de escribir, capacidad de investigar y de hacer las preguntas
correctas, rapidez de síntesis, capacidad de hacer comprensible al público en
general lo que sucede..."
Sin
embargo, añadió: “Los periodistas humildes no son mediocres, sino más bien
conscientes de que a través de un artículo, un tweet, una televisión o una
radio en directo se puede hacer el bien, pero también, si no se es cuidadoso y
escrupuloso, el mal se hace a los demás y a veces a comunidades enteras” ...
“La humildad de no saber todo primero es lo que mueve la investigación. La
presunción de que ya lo sabe todo es lo que la bloquea”.
Información falsa.
Verificar la fuente
Francisco
fijó su mirada sobre un tema de actualidad: “La información falsa puede
extenderse hasta el punto de parecer auténtica. Por esta razón, los periodistas
siempre deben considerar el poder de la herramienta a su disposición, y
resistir la tentación de publicar noticias que no han sido suficientemente
verificadas”.
“La
humildad nos hace acercarnos a la realidad y a los demás con una actitud de
comprensión”, añadió. Después, el Papa enumeró algunas actitudes que el
periodista debe cultivar: no alimentar los eslóganes, “que, en lugar de poner
en marcha el pensamiento, lo anulan"; no crear estereotipos; no se
conforma con representaciones cómodas que retratan a "los individuos como si
fueran capaces de resolver todos los problemas, o por el contrario como chivos
expiatorios, sobre los que descargar toda la responsabilidad".
En una época de palabras
hostiles, calibrar el lenguaje
El
Papa llama la atención a no dejarse seducir por las redes sociales. “En una
época de demasiadas palabras hostiles, en la que decir cosas malas sobre los
demás se ha convertido en un hábito para muchos, junto con el de clasificar a
las personas, debemos recordar siempre que cada persona tiene su dignidad
intangible, que nunca se le puede quitar. En un momento en que mucha gente está
difundiendo noticias falsas, la humildad te impide vender el alimento dañado de
la desinformación y te invita a ofrecer el buen pan de la verdad”.
La libertad requiere
coraje
El
Papa resumió las virtudes del periodista humilde: El periodista humilde es un
periodista libre. Libre de condicionamientos. Libre de prejuicios, y por eso
valiente. ¡La libertad requiere coraje!
En
este contexto, el Papa recordó los muchos periodistas asesinados por realizar
su labor en todo el mundo y añadió: “La libertad de prensa y de expresión es un
indicador importante del estado de salud de un país. Necesitamos un periodismo
libre, al servicio de lo verdadero, lo bueno, lo justo; un periodismo que ayude
a construir la cultura del encuentro. Necesitamos periodistas que estén del
lado de las víctimas, del lado de los perseguidos, del lado de los excluidos,
de los descartados, de los discriminados”.
“Gracias, porque nos
ayudan a no olvidar”
El
Papa subrayó el importante papel del periodismo como memoria. Por eso afirma,
“Nos ayudan a no olvidar las vidas que acaban de nacer, que se extinguen por el
hambre, las penurias, la falta de cuidados, las guerras; las vidas de los niños
soldados, las vidas de los niños violados. Ayúdennos a no olvidar a tantas
mujeres y hombres perseguidos por su fe o su etnia, discriminados, víctimas de
la violencia y de la trata de seres humanos. Ayúdennos a no olvidar que los que
se ven obligados -por desastres, guerras, terrorismo, hambre y sed- a abandonar
su tierra. No son un número, sino un rostro, una historia, un deseo de
felicidad”.
Decir lo bueno, dar
esperanza
Para
el Papa, “El periodista humilde y libre trata de decir lo bueno, aunque más a
menudo es el mal el que hace las noticias”. Y añadió: “Por favor, sigan
contando esa parte de la realidad que gracias a Dios sigue siendo la más
extendida: la realidad de los que no ceden a la indiferencia, de los que no huyen
ante la injusticia, sino que construyen con paciencia y en silencio. Hay un
océano sumergido de bien que merece ser conocido y que da fuerza a nuestra
esperanza. Las mujeres están muy atentas en esta historia de la vida, y veo con
placer que en su Asociación se reconoce plenamente la contribución de las
mujeres”.
Francisco
concluyó su discurso afirmando: “Aprecio el compromiso con el que llevan a cabo
su trabajo, que, vivido con espíritu de servicio, se convierte en una misión.
Durante mis viajes apostólicos, puedo ver el esfuerzo que implica. Además,
viven lejos de sus países de origen y se encuentran con el país en el que
trabajan, sabiendo cómo captar sus aspectos positivos y negativos. Los invito a
ser un espejo que sepa reflejar la esperanza. Y deseo que sean mujeres y
hombres humildes y libres, que son los que dejan una buena huella en la
historia”.
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
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