HOY EL RETO DEL AMOR ES DARTE UN TIEMPO ANTES DE VOLVER A CASA

Con buena base

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Esta semana me ha tocado planchar hábitos. Como ya te comenté, cada una de nuestras túnicas lleva kilómetros de tela, lo que convierte la tarea de planchar en una auténtica aventura.

Para facilitar la labor, en el convento se han ingeniado una tabla de planchar muy especial: ¡una mesa grande!

La mesa está cubierta con una manta que le da el punto mullido y, por encima, una tela blanca consigue un aspecto de lo más profesional.

Pero, claro, el invento también tiene sus “puntos conflictivos...” Al ir planchando las túnicas, la tela blanca se mueve un poquito, y salen arrugas por aquí y por allá, que se van estampando alegremente por el hábito que intentabas planchar. Un poco mosqueada me tenía, la verdad...

-Antes de empezar -me susurró por la mañana sor Amada- plancha un poco la mesa. ¡Ya verás!

Como si no tuviese suficiente tela con las túnicas, ¿iba a liarme además a planchar la mesa?

Sin embargo, no perdía nada por intentarlo una vez. Así que comencé mi jornada planchando la mesa con todas mis ganas... ¡¡y ese día el planchado se me dio de maravilla!!

Parece que la preparación es una pérdida de tiempo, pero, orándolo, he descubierto que, en realidad, ¡es una inversión! ¡Luego todo sale mucho mejor!

Con todas las tareas que se agolpan en la agenda, es fácil ir derrapando de una a otra como si se tratase de una maratón. Y el problema surge si algo no sale como esperábamos: arrastramos esa frustración el resto del día.

Me impresiona muchísimo ver la “agenda” que tenía Jesús. En los Evangelios le descubrimos orando al amanecer, ¡preparando el día!; y de nuevo le encontramos orando por la noche, poniendo en manos del Padre todo lo sucedido en la jornada.

Dicen que eran miles los que le buscaban allá donde iba. Su lista de tareas pendientes era de infarto... pero Él no se dejaba llevar por la eficacia inmediata: prefería prepararse antes de obrar.

Hoy el reto del amor es darte un tiempo antes de volver a casa. Durante la semana, en el trabajo o en tus estudios puedes vivir situaciones complicadas, que exigen toda tu atención, y que, muchas veces, crean tensión. Te invito a que este domingo vayas a la Eucaristía y, al volver a casa, antes de cruzar tu puerta, dediques unos minutos a dejar todo en manos del Señor. No pierdes tiempo, ¡es una inversión! Con tu mesa de nuevo planchada, ¡podrás disfrutar de todos los que te esperan en casa! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma