El
Papa Francisco ordena a 19 nuevos sacerdotes. Durante su homilía les pide estar
atentos a la celebración de la Eucaristía, imitar a Dios y dedicar tiempo en
visitar a enfermos
El
Santo Padre preside la Santa Misa con Ordenaciones Sacerdotales en la Basílica
de San Pedro en el Vaticano y ordena a 19 nuevos sacerdotes. Recordando a qué
ministerio acceden en la Iglesia, Francisco les ha expresado que “el Señor
Jesús es el gran Sacerdote del Nuevo Testamento; aunque, en verdad, todo el
pueblo santo de Dios ha sido constituido sacerdocio real en Cristo”.
Sin
embargo – ha continuado – “nuestro gran Sacerdote, Jesucristo, eligió a algunos
discípulos para que en la Iglesia desempeñasen, en nombre suyo, el oficio
sacerdotal para bien de los hombres” y Él mismo, enviado por el Padre, envió, a
su vez, a los Apóstoles por el mundo, para continuar sin interrupción su obra
de Maestro, Sacerdote y Pastor por medio de ellos y de los Obispos, sus
sucesores. “Los presbíteros – ha explicado el Papa – son colaboradores de los
Obispos, con quienes en unidad de sacerdocio están llamados al servicio del
pueblo de Dios”.
Esto no es “una asociación
cultural” o “un sindicato”
Tras
esta explicación inicial, el Papa les ha expresado que hoy serán configurados a
Cristo sumos y eternos sacerdotes: “serán consagrados, como verdaderos
sacerdotes del Nuevo Testamento y con este título se unen a los obispos en el
Orden Sacerdotal; serán pastores del pueblo de Dios y dispensaran el culto,
especialmente el sacrificio del Señor, es decir la Eucaristía”. Además, les ha
dicho que deben considerar que “ejercitando el Ministerio de la Sagrada
Doctrina serán participes de la misión de Cristo como Maestros” y que esto no
es “una asociación cultural” o “un sindicato” sino “ser partícipes del
Ministerio y del Misterio de Cristo”.
Dispensar a todos la
Palabra de Dios que han recibido de Cristo
“Lean
y mediten frecuentemente la Palabra del Señor, porque para creer lo que han
leído, enseñar lo han aprendido y vivir lo que han enseñado, no se puede hacer
una homilía o una predicación sin mucha oración con la Biblia en la mano”. El
Papa Francisco seguidamente les ha señalado que su “enseñanza” debe ser
“alimento para el pueblo de Dios” y entonces esta enseñanza junto con la
oración “será muy fecunda”. “Que vuestra vida sea un estímulo para los
discípulos de Cristo, a fin de que con vuestra palabra y vuestro ejemplo se
vaya edificando la casa, que es la Iglesia de Dios” ha dicho el Papa, y así
“ustedes continuaran la obra salvadora de Cristo”.
Estar atentos a la
celebración de la Eucaristía
Durante
su homilía, Francisco también les ha pedido estar atentos a la celebración de
la Eucaristía, porque es “lo máximo de la gratuidad del Señor” y les ha pedido
por favor que “no la ensucien con interés mezquinos”. Pero también les ha
pedido “reconocer lo que hacen” e “imitar lo que se debe” porque solo así,
participando al misterio de la muerte y resurrección del Señor “pueden llevar
la muerte de Cristo y pueden cambiar la vida”: “El señor nos ha querido salvar
gratuitamente. Él mismo nos ha dicho: “den gratis lo que gratis han recibido”.
No se cansen de ser
misericordiosos
“Con
el Bautismo, agregareis nuevos fieles al Pueblo de Dios, con el Sacramento de
la Penitencia, perdonaréis los pecados en nombre de Dios, de Cristo y de la
Iglesia” les ha recordado el Papa, exhortándoles a que no se cansen “de ser
misericordiosos como Jesús fue misericordioso con nosotros” y con el óleo santo
– ha continuado – daréis “alivio a los enfermos” y aquí les ha pedido que
“pierdan el tiempo visitando enfermos”.
La alegría sacerdotal se
encuentra solo agradando a Dios
Por
último, les ha pedido que ejerzan la obra sacerdotal de Cristo “con sinceridad”
para agradar a Dios y no a ellos mismos, porque la alegría sacerdotal – ha
puntualizado – “solo se encuentra en este camino, buscando agradar a Dios que
nos ha elegido”.
Consejos del Papa:
cercanía, crear familia, servir
Finalmente,
les ha pedido que se comprometan en “unir a los fieles en una sola familia”
porque es aquí donde está la cercanía del sacerdote: “cerca de Dios en oración,
cerca del obispo que es su padre, cerca del presbiterio, de otros sacerdotes,
como hermanos, sin "pelarse" el uno al otro [hablar mal el uno del
otro], y cerca del Pueblo de Dios”. Y por último, su exhortación final de
“seguir siempre el ejemplo del Buen Pastor, que no vino para ser servido, sino
para servir y salvar lo que se perdió”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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