Librándome
de las capas
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La
primavera ya va avanzando, y se nota un gran cambio. El sol calienta, la huerta
está preciosa, llena de vida; la luz alegra el día y... ¡van sobrando capas!
Normalmente,
en invierno y en los meses fríos, llevamos unas cuantas capas de ropa encima,
sobre todo las más frioleras.
Si
ya le dijimos adiós a la capa negra en la Vigilia Pascual, ahora ya comenzamos
a decir adiós a esas capas térmicas, forros...
Ayer,
al ponerme la ropa de coro antes de Vísperas, me daba cuenta de esto. Y aquello
de “quitarse capas” se me quedó clavado.
Bajé
a Vísperas y, mientras oraba, el Señor me regaló ver qué importante es
liberarse de esas capas que nos vamos poniendo.
Porque
Dios, cuando nos hizo a cada uno, nos pensó con todo detalle, nada en nosotros
es por casualidad. Nos regaló la vida y nos dio una misión a cada uno.
Lo
que sucede es que, desde que nacemos, nosotros mismos, por las circunstancias
que cada uno vamos viviendo, nos vamos poniendo capas encima que van ocultando
la verdadera persona que Él había soñado. Esas capas son nuestras capas de
complejos, capas de miedos, de desconfianzas...
Y,
al igual que cuando sentimos calor nos quitamos alguna capa, también es
necesario sentir “calor”, el calor del Amor, para poder ir dejándonos quitar
esas capas o máscaras con las que vivimos el día.
Nuestra
fuente de calor es el Señor. Él, cuando te creó, al contemplarte, le gustó su
obra, vio que eras muy bueno. Por ello, si tú no te ves así, acércate a esta
fuente de calor para poder verte como Él te ve. Allí no necesitas apariencias,
allí puedes ser tú mismo, porque no hay nada que temer. Allí tan solo necesitas
dejarte amar.
Despojarse
de todos esos complejos, de los miedos, de las desconfianzas... es una gran
liberación: de repente te das cuenta de que eres libre para amar.
Hoy
el reto del amor es trasmitir un clima cálido a los de tu alrededor. Todos lo
que nos hemos encontrado con el Señor, los que hemos podido experimentar esa
sanación, llevamos el Calor en nosotros: la alegría, una palabra de consuelo,
un gesto de cercanía, y una gran confianza... ¡al calor del Amor todo se lleva
mejor!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma