Hasta
el corazón
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
una semana nos comunicaron que la Reina Letizia vendría a Lerma a inaugurar la
Exposición de las Edades del Hombre.
Invitaron
a la Priora a asistir al acto, pero, como nosotras somos monjas contemplativas,
la Priora les contestó con mucho cariño que les acompañábamos con nuestra
oración.
Sin
embargo, hablando sobre esto, se nos ocurrió la idea de llamar a la Zarzuela y
preguntar si podíamos pedir que la Reina Letizia viniera al Monasterio. Parecía
una locura, ¡pero nos lanzamos a ello!
Llamamos
y, muy amablemente, nos indicaron que teníamos que escribir una carta de
protocolo solicitándolo. ¡Ufff, menudo lío!
Sin
embargo, lo cierto es que nuestro objetivo era hacer llegar a la Reina nuestra
oración y cercanía, y esa carta era nuestra oportunidad. Así pues, nos animamos
y escribimos invitando a la Reina a nuestro Monasterio, pero, sobre todo,
compartiéndole nuestra oración por ella y su familia.
Al
poco, desde Protocolo nos contestaron con una carta muy cercana y una foto,
aunque indicándonos que no era posible la visita.
Pero,
ayer, a primera hora de la mañana, nos comunicaron que, al acabar la
inauguración, vendrían al convento a saludar. Imagina los nervios, pues, la
verdad, con tanto protocolo como habíamos hecho, la persona de la Reina Letizia
se nos quedaba un poco lejana e inaccesible.
Sin
embargo, cuando llegó, lo que nos encontramos fue... ¡una persona! Pasó a
saludarnos a cada una, te miraba a los ojos, nos preguntaba cómo estábamos, nos
dio las gracias por escribir desde el amor y ayudar a tantas personas... Nos
encontramos con una persona con corazón, sencilla y cercana.
Jesús
miraba el corazón, miraba a los ojos de cada uno, veía a las personas, miraba
más allá de lo que eran, veía su vida, lo que tenían detrás: una familia, un
trabajo... Acogía a todos y les ofrecía su sanación y su salvación.
Cuántas
veces en nuestro jefe, médico, Decano, Priora, Director, Coronel, Obispo...
vemos el cargo que ocupan, pero no vemos que detrás hay una persona, una
persona con un corazón, con una familia, con unos amigos, con unas ilusiones,
sufrimientos, gozos. En realidad, un corazón latiendo. Y eso es lo que ayer
descubrimos en la Reina Letizia, y, a ella en persona, como a todos los que se
acercan a nuestro Monasterio, le hemos ofrecido nuestra oración y nuestro
cariño.
Hoy
el reto del amor es tener un gesto de cercanía y amor hacia esa persona que
está en este momento haciendo un servicio. No la mires con los ojos de que es
tu jefe, o médico... sino mírala como persona, y acércate. Descubrirás el Amor.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma