Masahiro Yuki era un joven japonés ateo
que se convirtió al cristianismo gracias a su interés por la Historia del
Mundo. Hoy, a sus 27 años, se prepara para ser sacerdote
Masahiro Yuki ahora se prepara para ser sacerdote. Foto: Blanca Ruiz /ACI Prensa |
“Cuando era pequeño no era cristiano,
sino ateo. En mi familia no teníamos ninguna fe, ninguna creencia. Pero cuando
estaba en el colegio me interesaba mucho la Historia del mundo y la Historia de
la Iglesia.
Tenía mucha inquietud, por eso un día fui a la catedral de Oita
(Japón), y dije que quería hablar con el sacerdote que me dijo que si tenía esa
inquietud podía empezar a tener catequesis”, explicó Masahiro en una entrevista
concedida a ACI Prensa.
El P. Damián Kazuki fue el sacerdote que
durante un año le enseñó la fe cristiana a Masahiro, y durante la Vigilia
pascual del año 2010 recibió el Bautismo, la Confirmación y la Primera
comunión, entonces tenía 18 años.
Según afirma Masahiro lo que más le
impresionó al conocer la fe católica fueron “la universalidad de la Iglesia y
la caridad cristiana”.
“La Iglesia no es una institución humana,
sino sobrenatural. El Santo Padre es sucesor de San Pedro y vicario de Cristo
en la tierra y eso yo no lo sabía y me pareció muy bonito, sobrenatural”,
asegura el joven.
Entró en la universidad para estudiar
Literatura y a pesar de que sus padres no comprendieron su conversión al
cristianismo, Masahiro continuó su formación y descubrió que tenía vocación al
sacerdocio gracias a la ayuda del P. Damián Kazuki.
“El P. Kazuki me recomendó hacer unos
días de retiro espiritual y allí descubrí mi vocación, era el año 2015”,
recuerda.
Pero no todo fue tan sencillo: los padres
de Masahiro estaban muy sorprendidos con su cambio de vida. “Mi padre lo aceptó
desde el principio, pero mi madre no entendía muy bien mi conversión y se
enfadó mucho con mi vocación sacerdotal. El P. Kazuki me apoyó mucho
espiritualmente y también con mis padres, habló con ellos durante más de un año
sobre esto. Ahora lo han aceptado y están muy contentos”.
“Durante muchos años no hubo seminaristas
japoneses en mi diócesis, el P. Kazuki había estudiado Teología y Filosofía en
la Universidad de Navarra y vivido en el Colegio Mayor Bidasoa, en Pamplona
(España) y me propuso ir a hacer los años de seminario allí. A mi Obispo le
pareció bien y aceptó que fuera a estudiar a España”, explica el joven al que
le quedan aún tres años para ordenarse sacerdote.
Masahiro asegura que “desde la llegada de San Francisco Javier, Japón es tierra
de misioneros”, pero destaca que a pesar de que “la Iglesia y el cristianismo
es universal” las vocaciones nativas son muy importantes porque “un sacerdote
japonés puede acercar mucho mejor el Evangelio a su gente porque les entiende
mucho mejor”.
La Obra de San Pedro Apóstol, una de las
Obras Misionales Pontificias (OMP), apoya económicamente a la formación de las
Vocaciones Nativas con la construcción de seminarios y noviciados y sostiene
anualmente a 76.917 seminaristas, es decir, uno de cada tres seminaristas en el
mundo y a 5.649 novicios y novicias en su primer año.
Según datos facilitados por OMP el número
de vocaciones que nacen en las misiones se ha multiplicado. De hecho, el número
de sacerdotes nativos pasó de 46.932 a 88.138 en los últimos 30 años.
Además los sacerdotes nativos atienden al
doble de personas que la media universal. En las misiones hay 38.126,11
habitantes por sacerdote, mientras que en los territorios que no son de misión
la media está en 17.439,76 habitantes por sacerdote.
POR BLANCA RUIZ
Fuente: ACI