El director del Centro de Humanización de la Salud
afirma: "No hablamos de eutanasia, sino de homicidio, aunque sea por
razones de compasión"
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Ángel Herrera con su mujer |
La despenalización de la
eutanasia ha vuelto a cobrar protagonismo con el último caso sucedido en
España. Ángel Hernández, de 70 años, ha ayudado a morir a su mujer, María José
Carrasco, de 61 años, que padecía desde hacía 30 años esclerosis múltiple.
Ella había pedido acabar con su vida. Así, ha grabado en un vídeo como la mata,
acercándole un vaso con una pajita a su mujer, en el que contenía una
sustancia letal.
Hernández,
tras ser detenido el miércoles, ha sido puesto en libertad sin medidas
cautelares, pero sobre el que pesa una imputación inicial por la supuesta
comisión de un delito de cooperación al suicidio tras reconocer que le
administró pentobarbital sódico.
En una
carta enviada a la asociación Derecho a Morir Dignamente, en la que
exponía los hechos y en la que afirmaba que no se iba a esconder de su
acto, reconocía que el trato que había recibido su mujer por parte de la
Comunidad de Madrid en lo que se refiere a
paliativos no fue el correcto, ya que cuando María José ingresó en
diciembre de 2018 en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Santa
Cristina, sólo pudo permanecer 15 días.
Estaba a
favor de los cuidados paliativos, pero también demandaba el derecho al suicidio
asistido cuando una persona, como su mujer, así lo pide.
En las redes sociales, muchos comentarios a
favor de despenalizar la eutanasia. Pocas voces con argumentos en contra.
Aunque sea
por compasión
En
declaraciones a Religión
Confidencial, el religioso camilo, José Carlos Bermejo, un hombre
que conoce el sufrimiento y alivia desde su Centro de Humanización de la Salud
a muchas personas en fase terminal, pero siempre respetando la naturaleza,
afirma: "Cuando una persona ayuda a morir a otra que está
enferma, la sociedad se tiene que preguntar qué está haciendo para evitar
acompañar el sufrimiento y evitar
todo el sufrimiento evitable".
Sobre este caso concreto, y desde el respeto y
la compresión, señala: "Ciertamente, tanto la enferma como el esposo, vienen de un camino de inmenso
sufrimiento. En todo caso, fuera del contexto sanitario,
no hablamos de eutanasia, sino de
homicidio o de ayuda al suicidio, aunque sea realizado por
razones de compasión".
El Centro
San Camilo ha pedido a los organismos públicos y privados un compromiso responsable hacia el
cuidado de las personas, "por encima del lugar
geográfico y su propia biografía".
Vida sagrada hasta el final de la vida
Los
obispos, por su parte, ante las elecciones, han recordado la dignidad de la
sagrada vida humana desde el inicio hasta su fin natural. El portavoz de los obispos, Luis
Argüello, lo ha recordado también en un artículo en la
revista Ecclesia: "Se promueve la eutanasia bajo el atractivo disfraz de
muerte digna. La vida ha de ser protegida activamente, y en todo caso, promover
el derecho-deber de la objeción de conciencia a los actos que quieran
destruirla".
PP y Vox
son los únicos partidos políticos que rechazan una ley de despenalización de la
eutanasia y solicitan una ley de Cuidados Paliativos Integral que evite
decisiones ilegales.
Muerte digna: paliativos, querido y cuidado
Una de las
pocas voces discordantes contra la eutanasia que se ha manifestado en las redes
sociales ha sido Antonio
Moreno, responsable de la delegación de medios de la diócesis de Málaga: "Qué
no te engañen, la
eutanasia no es un avance en derechos y libertades; es la única válvula de
escape para poder sostener un sistema incapaz de pagar pensiones, cuidados
paliativos y camas hospitalarias. Pondrán un caso dramático
para sensibilizarte, que caigas, y luego..."
Ha confesado en su perfil de Twitter que su
padre falleció tras una larga enfermedad degenerativa hace dos semanas.
"Tuvo cuidados paliativos. No sufrió dolor y murió querido y cuidado. Eso
fue una muerte digna".
Fuente: ReligionConfidencial