Siempre
fue generosa con todos, especialmente con los más necesitados
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Giovanni Battista Gaulli (1639–1709) |
Francesca
Bussa de ‘Leoni nació en Roma en 1384. De familia noble y rica, desde niña
cultivó en su alma el ideal de la vida monástica, pero no pudo realizar su
sueño debido a la elección que sus padres habían hecho por ella, la dieron por
matrimonio con apenas 12 años a Lorenzo de ‘Ponziani, igualmente rico y noble.
A pesar de que fue un matrimonio por conveniencia, Francisca siempre se sintió
amada por su esposo, y aceptó con sencillez y devoción sus deberes de esposa.
Su matrimonio duró 40 años y la pareja tuvo 3 hijos de los cuales dos murieron.
Siempre
fue generosa con todos, especialmente con los más necesitados. Para poder
ampliar el rango de su actividad caritativa, repartió sus bienes entre los
pobres y en el 1425 fundó la Congregación de Oblatas Benedictinas de María, hoy
llamadas Oblatas de Santa Francisca bajo la regla de san Benito. Tres años
después de la muerte de su esposo, tomo los votos en la congregación que ella
misma fundó. Murió el 9 de marzo de 1440. Fue canonizado por el papa Pablo V el
29 de mayo de 1608, convirtiéndose en la primera mujer santa italiana desde la
época de Catalina de Siena.
Santa
Francisca Romana, además de ser co-patrona de Roma con los santos apóstoles
Pedro y Pablo, también es invocada como protectora contra la pestilencia y para
la liberación de las almas del Purgatorio.
En
1950, el Papa Pío XII la declaró también como patrona de los automovilistas,
porque su Ángel Guardián siempre la acompañaba durante sus movimientos,
emitiendo una luz que le permitía ver claramente incluso de noche.
Lugares de culto
Todos
los 9 de marzo en la Basílica que lleva su nombre que se encuentra en el
histórico Foro Romano, miles de peregrinos visitan a la santa, sus restos se
encuentran bajo el altar mayor. También ese día se congregan cientos de
automovilistas para recibir una bendición especial para ellos y para sus
automóviles.
En
esta basílica se encuentra una reliquia muy particular, las huellas del apóstol
san Pedro.
Curiosidades
Francisca
solía referir a su confesor, Don Giovanni Mariotto, párroco de Santa Maria in
Trastevere, las iluminaciones que ella decía recibir del Señor.
Padre
Mariotto, publicó estas revelaciones en 1870, donde relataba las frecuentes
luchas de Francisca con el diablo, y también su viaje místico en el infierno y
en el purgatorio, los momentos de éxtasis, los milagros y las curaciones que se
produjeron gracias a la santa.
También
esta biografía contiene visiones y revelaciones sobre su ángel guardián a quien
ella tenía gran devoción y podía ver desde pequeña caminar a su lado y guiarla.
Ella
misma lo describe así: “Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco
que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas. Sus ojos, siempre
abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color
del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y,
otras veces, con destellos rojizos.
Era
tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines
en plena media noche”.
En
una ocasión, el escéptico padre de Francisca la requirió el honor de ser presentado
a esta criatura “imaginaria”. Dicho y hecho. Ella tomó al ángel de la mano, y
uniéndola a la de su padre, los presentó, pudiendo el último verlo y así no
volver a dudar.
Oración
Oh
Dios, que nos diste en santa Francisca Romana
modelo
singular de vida matrimonial y monástica,
concédenos
vivir en tu servicio con tal perseverancia,
que
podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida.
Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
(oración litúrgica).
María Paola Daud
Fuente: Aleteia