También hubo espacio para las confesiones de algunos fieles y que concluyó con la celebración de la Santa Misa, en torno a las 17:30 horas
El
Pontífice visita la Parroquia romana San Crispín y se reúne con los jóvenes, a
quienes asegura que la oración nos defiende del diablo. A los ancianos les
aconseja ofrecer su sabiduría y a los enfermos les pide hacer su enfermedad
fructífera en los corazones de otros.
El
domingo 3 de marzo, en torno a las cuatro de la tarde (hora local de Roma), el
Papa Francisco visitó la parroquia romana de san Crispín de Viterbo,
concretamente en Labaro, en el sector norte de la diócesis, donde fue recibido
por el cardenal Angelo De Donatis, por el obispo auxiliar Mons. Guerino Di
Tora, por el párroco Don Luciano Cacciamani, el párroco don Andrea Lamonaca y
todos los sacerdotes que trabajan en San Crispín; y toda la comunidad que lo esperaba
con sonrisas y carteles de bienvenida. Una visita en la que destacó por
sus encuentros, con los jóvenes de la comunidad, con los enfermos y con los
indigentes. Día en el que también hubo espacio para las confesiones de algunos
fieles y que concluyó con la celebración de la Santa Misa, en torno a las 17:30
horas.
Los más pequeños esperaban
al Papa impacientes
Como
es habitual en sus visitas pastorales, el Papa se reunió con todo el sector
juvenil; niños y niñas que asisten a catequesis de preparación para la Comunión
y la Confirmación, así como los jóvenes de los grupos post-Confirmación y
Oratorio. Los niños más pequeños prepararon una canción para el Papa y una
carta, en la que dicen que saben que el Papa "ama el fútbol" y que
está "enamorado de Jesús" y en la que le piden que les cuente
"algo más" sobre sí mismo.
Los jóvenes tienen algunas
preguntas para Papa
Los
más mayores, en cambio, le hicieron algunas preguntas. Gloria, de la
post-Confirmación, preguntó al Papa "¿cómo podemos defendernos de esta
lucha diaria con el mundo?", considerando que "lo que el mundo piensa
es completamente diferente de lo que Dios quiere de nosotros". Francesca,
que se está preparando para la Confirmación, preguntó cómo reconocer la
elección correcta frente a dos opciones. Angélica, que también va a recibir la
Confirmación, tiene curiosidad por saber cómo se siente el Papa al estar entre
ellos que lo han esperado con impaciencia. Lorenzo, en su segundo año de
preparación para la Confirmación, se preguntó: "¿Cómo podemos continuar
nuestro camino de fe?".
Las respuestas del Papa:
La oración nos defiende del diablo
El
pontífice se inspira en las preguntas de los niños y se enfoca en el tema del
mal. Les pregunta a los niños si el diablo existe o si es simplemente "una
historia". Una vez que las dudas acerca de la existencia del diablo son
eliminadas, les explica que el diablo es un mentiroso: "en el Evangelio lo
llamamos el padre de la mentira". Y agrega: "¿cómo defenderse? Con la
oración". El Pontífice describe a los niños esta diferencia entre el
diablo que miente, quien "hace lo contrario de lo que dicen los
mandamientos" y Jesús, que es "bueno y verdadero: siempre dice la
verdad". Agrega que también es necesario dirigirse a María: "la Madre
de Dios. Ella es la que nos trajo a Jesús y nos defendió del mentiroso, el
diablo, id también a Nuestra Señora, a María y decidle:" Madre, ayúdame
como Usted ha ayudado a su Hijo, Jesús. La oración. Y luego hablen con los
catequistas, hablen en su casa".
Respecto
a la pregunta sobre la elección, el Papa les invitó a reflexionar sobre las
posibilidades y también a pedir consejo en casa, a los catequistas, al
sacerdote, al obispo: “pidan consejo: 'Me gustaría hacer esto, o esto otro:
¿qué debo hacer? '. Y rezad. De esta manera probaremos las dos posibilidades y
elegiremos la más grande”.
Encuentro con los sin
hogar y los enfermos
Seguidamente,
Francisco se trasladó a una sala de la planta baja, donde se reunió con una
treintena de personas sin hogar e indigentes, que diariamente son atendidos por
la parroquia, Caritas y la Comunidad de Sant’Egidio, a quienes dijo:
"Cuando estamos solos, somos débiles, tenemos nuestras debilidades:
materiales, espirituales; pero somos débiles. Solos somos débiles. Y muchas
veces seremos derrotados solos, pero cuando estamos juntos nos volvemos
fuertes, fuertes para resistir, fuertes para seguir adelante, fuertes para
ganar en la vida. Es la fortaleza de estar en grupo".
El aliento para los
enfermos
No
faltó su mirada sobre los enfermos y los discapacitados. "Cuando venía
hacia aquí, antes de entrar - dijo – he escuchado una voz interior que me
decía: ""Ahora te llevan al sindicato" - "¿Pero qué
sindicato?" - "¡El tuyo, el de los ancianos!". Este es el
sindicado de los ancianos, pero estamos todos juntos, incluso los
enfermos".
La vejez no es algo malo,
está cargada de sabiduría
El
Pontífice destaca la riqueza del último período de la vida y la importancia de
ofrecer generosamente la sabiduría adquirida a lo largo de los años, la cual –
ha puntualizado – "es un regalo del Señor": "Diría a los
ancianos que la vejez no es algo malo: quieren hazlo feo, pero no es feo. La
vejez, cuando se vive bien, es como el buen vino, que con el paso de los años
se vuelve mejor. Pero no es para tenerlo para nosotros, es para darla, para
ofrecerla, ofrecer la sabiduría. Y una cosa importante que recomiendo a las
personas mayores es hablar con los jóvenes".
Una enfermedad que sin
embargo fecunda el corazón
Por
último, se enfoca en el tema de la enfermedad: "Incluso la enfermedad es
algo que ofrecer a los demás: es dolorosa, es una cruz, la enfermedad, de
verdad. Es una cruz fea. Pero podemos vivir esta cruz con serenidad, para
ofrecerla a otros. Ofrezcan esta experiencia de la enfermedad que es fea, pero
háganla fructífera en los corazones de otros".
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del Vaticano
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