El
arte de los cables
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estos
días hemos estado montando cables por el monasterio, ¡parecía interminable con
estas distancias!
Ayer
me tocó crimpar cables de red. No te puedes imaginar: el cable gris que ves en
tu casa, por dentro lleva ocho cables, unidos de dos en dos. Estos cables hay
que separarlos, ponerlos en orden según su color y meterlos en una tenaza
crimpadora. Una vez colocados, se aprieta y listo.
En
teoría puede sonar más o menos sencillo, pero de fácil no tiene nada. Tienes
que tener alineados todos los cables, igualados, y meterlos a la vez; solo así
cada cable se coloca en su sitio. Si algo de esto falla, los cables no entran o
falla la señal, y otra vez a empezar.
Según
lo estaba haciendo me daba cuenta de que uno de los grandes regalos que nos da
el Señor es el gozo y la paz... ¡y qué mal se vive cuando no los tienes!: tomas
decisiones precipitadas, malas contestaciones... sientes que no vives.
En
realidad lo que nos pasa es que se nos desordenan los cables y, por más que
intentamos que funcione, no pasa la corriente. A veces no ponemos cada cosa en
su sitio y damos demasiada importancia algo que en realidad no la tiene, o, al
menos, no tendría que tener tanta. Tenemos los cables en el lugar equivocado.
Pero
Jesús, al resucitar, lo que nos dice es: “Paz a vosotros”, y siempre con un
gozo increíble. Por ello, el perder la paz es síntoma de que algún cable se te
ha soltado.
¿Sabes
qué me ha pasado cuando he acabado de montar todos los cables? Que me han
mandado comprobarlos y resulta que dos tramos estaban mal. Así pues, cogí la
tijera corte y ¡a volver a hacerlo!
Esto
es lo que Jesús hace con nuestra vida: nos ama con locura, muere y resucita por
ti y por mí, para que en Él encontremos la vida. A Cristo no le importan las
veces que los cables se desordenen, solo quiere que vuelvas a ponerlos en Sus
manos y le dejes a Él ser fuerte en ti. A ti lo que te toca es no dejar de
amar.
Hoy
el reto del amor es mirar si tu corazón tiene gozo y paz. Si los tienes, dale
gracias al Señor por ello; y, si no, pídele Luz para saber qué te pasa. Una vez
lo sepas, ¡ponte a ordenar los cables! Sí, haz esa llamada que tienes pendiente
a esa persona que un día te quitó la paz. Apuesta por el Amor antes de que sea
demasiado tarde. Pide perdón.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma