El
coloquio de este año, es el tercer encuentro después de los de Friburgo en 2017
y Viena en 2018, y tiene como tema el “Fin de la vida”
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Cardenal Kurt Koch (ANSA) |
En
el marco de la conmemoración del 3° Aniversario de la Declaración Conjunta
firmada en Cuba entre el Papa Francisco y el Patriarca Cirilo, se llevó acabo
en Moscú, este 12 de febrero, un coloquio para recordar los puntos más sobresalientes
de la Declaración Conjunta.
La
Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica encontraron un campo de acción
común en la defensa de la vida – lo señala el Osservatore Romano en
su edición italiana de este martes – esta convicción dio lugar al coloquio
celebrado este martes, 12 de febrero, en Moscú, para recordar la Declaración
Conjunta firmada en Cuba por el Papa Francisco y el Patriarca Cirilo en 2016.
Card. Koch: el fin de vida
un reto de nuestro tiempo
El
coloquio de este año, es el tercer encuentro después de los de Friburgo en 2017
y Viena en 2018, y tiene como tema el “Fin de la vida”. En los trabajos
realizados en el Instituto Teológico de Estudios de Postgrado Santos Cirilo y
Metodio, intervino el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, quien agradeciendo al
Metropolita Hilarión, Rector de este Instituto Teológico, subrayó la apertura
de un nuevo capítulo en las relaciones entre las dos Iglesias.
Refiriéndose
al tema del coloquio, el Card. Koch señaló que la cuestión del fin de la vida
“siempre ha sido un reto, ya que el hombre es la única criatura consciente de
su propia condición mortal”. Este reto, agregó, se presenta hoy en día de una
forma nueva gracias a los avances en el conocimiento y la tecnología médica. De
hecho, añadió, “en las sociedades modernas, la muerte suele ocurrir en el
hospital, y a menudo es el resultado de una decisión médica, ya sea el cese del
tratamiento o la no iniciación del mismo”. Y todo esto, dijo el Card. Koch,
plantea la cuestión del sentido del sufrimiento para los cristianos, de lo que
entendemos por dignidad de los enfermos, y saber si lo que es bueno para el
cuerpo está siempre al servicio del bien integral de la persona.
En
este sentido, el Card. Koch recorrió las principales etapas de la reflexión de
la Iglesia sobre el tema a través de un excursus histórico. Ya en
1957, de hecho, Pío XII, en su discurso ante una asamblea internacional de 500
médicos reunidos en Roma, se declaró a favor de los cuidados paliativos y
contra todo tratamiento agresivo. En 1980 estas posiciones fueron desarrolladas
en un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la
declaración Iura et bona sobre la eutanasia, cuyos principios fueron
claramente resumidos en el Catecismo de la Iglesia Católica. Estos recuerdan el
carácter moralmente inaceptable de la eutanasia, el rechazo de cualquier
tratamiento demasiado entusiasta y la obligación del cuidado ordinario.
Mons. Paglia: no se puede
morir solo
En
los coloquios también intervino Mons. Vincenzo Paglia, Presidente de la
Academia Pontificia para la Vida, quien trató el tema “Al servicio de la
dignidad del hombre, llamado a la vida”. En su intervención el Prelado se
refirió a la carta Humana communitas, enviada por el Papa Francisco a la
Academia Pontificia en el vigésimo quinto aniversario de su fundación. El
documento papal fue traducido al ruso para la ocasión y donado al Patriarcado
de Moscú. Curar, explicó Mons. Paglia, significa cuidar a los demás, como
enseña el Evangelio. Y en este sentido la parábola del Buen Samaritano adquiere
una nueva dimensión en la sociedad tecnológica e hiper-conectada cuyas implicaciones
son personas cada vez más encerradas en sus propios recintos.
Cuidar,
explicó el Arzobispo, “es ocuparnos de la vida humana en el sentido de la
calidad humana de las opciones que guardan y reafirman el destino último de la
vida” y, al mismo tiempo, cuidar el medio ambiente: “Estamos llamados a
redescubrir la conexión entre las relaciones entre nosotros y los lugares que
albergan nuestras vidas”. Después de enmarcar los desafíos de esta manera,
Mons. Paglia se centró en el tema específico del "fin de la vida" y
subrayó cómo la Academia Pontificia ha incluido los cuidados paliativos entre
los puntos calificativos de su compromiso. Acompañan a las personas en la
transición a la muerte; no abandonan al enfermo como a veces lo hace la
medicina cuando "no hay nada más que hacer", ni se dirigen hacia una
"furia terapéutica". Para los cuidados paliativos, añadió, "no
tenemos pacientes", pero "si tenemos personas, con todo su bagaje
físico, psicológico, cultural y espiritual"; por lo tanto, es necesario
reconocer también "junto a los enfermos" "la presencia de
familiares y de quienes trabajan por su salud". Porque, como denunciaba el
prelado, "no se puede morir solo".
Renato
Martínez – Ciudad del Vaticano
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