Agua
de ceniza
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día me encontré a sor Puri lavando afanosamente un trapo.
-Unas
manchas un poco peleonas, ¿no? -le pregunté sonriente.
-Los
jabones de ahora no son como los de antes -me respondió muy convencida-
Si
este trapo lo metiéramos en agua de ceniza, en un instante estaba limpio.
Yo
no sabía si tomarme el asunto a broma.
-¿¿Ceniza??
¡Pero si la ceniza ensucia!
-Pregúntale
a sor Teresita, verás que tengo razón.
A
la primera ocasión, abordé a sor Teresita.
-¡¡Sí,
claro!! El agua de ceniza limpia mucho mejor que la lejía.
Yo
seguía sin creérmelo. ¿Cómo va a limpiar el hollín?
-Mujer,
no, no es poner ceniza en la ropa... Hay que meter la ceniza en agua, y dejarla
reposar unos días. Después se recoge el agua con cuidado y se lava con ella.
¡La ropa queda inmejorable!
Como
comprenderás, ahí sí que alucinaba a todo color, sin embargo, en la oración,
descubrí aún más: ¡nosotros somos así!
Que
somos polvo y ceniza, nadie lo duda, pero, reposando en Jesús, ¡hasta la ceniza
limpia!
Cristo
habla muchísimas veces del agua, hasta el punto de decir que Él es el Agua
Viva. Y, este Agua Viva, nos invita: “Venid a mí todos los que estáis cansados
y agobiados, que yo os aliviaré”.
¿Acaso
no es eso lo que nos pasa? Cuando vamos con prisas, cuando queremos llegar a
todo, cuando se nos acumulan las tareas pendientes... vamos de acá para allá a
toda velocidad, sin dedicar ni un instante a ver a los hermanos. Podemos salir
con una mala contestación, pero también puede ser una falta de atención. Sea
como sea, vamos “emborronando” a nuestro paso.
¿Qué
hacer entonces? ¡¡Agua de ceniza!! En ese momento es cuando más necesitamos
parar con Cristo, empaparnos de Su amor, volver a ordenar nuestras prioridades.
La
Madre Teresa de Calcuta proponía a sus hermanas hacer una hora de oración por
la mañana, pero, si había mucho que hacer... ¡entonces eran dos! La ceniza
necesita varios días de reposo, pero, cada instante que dediques a Cristo, hará
que tu pequeña ceniza, en vez de emborronar, ¡haga que la ropa quede limpia!
Hoy
el reto del amor es preparar agua de ceniza. Antes de comenzar tu jornada,
dedica unos minutos a estar con el Señor, a poner en Sus manos lo que tienes
por delante. Y, si a lo largo del día ves que empiezas a emborronar, ¡para de
nuevo y déjate empapar por su Amor! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma