La
utilidad de la inutilidad
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Aún
no he decidido con qué pinceles me apaño mejor en el trabajo: pelo duro, pelo
suave, pequeños, grandes...
Y
a mí, que me gusta tener el espacio despejado, ver mi rebosante bote de
pinceles... me mata.
“Al
final de la mañana, me quedo un poco más y quito pinceles”, me dije mirando el
bote. En ese vistazo descubrí un pincel con solo dos pelitos cortos, ¡machacado
del todo! Nunca antes lo había visto.
“Bueno,
este está pidiendo la jubilación...”, pensé mientras retomaba el trabajo.
Estoy
pintando un Nacimiento, y ese día le tocaba el turno al burro.
Tras
pintarle de gris, oscurecer la crin, dar blanco al hocico... el animalillo
estaba quedando de lo más salado. Pero de pronto caí en la cuenta de que casi
todos los burros tienen un círculo blanco alrededor de los ojos.
Mi
figura no tiene gran tamaño, necesitaba un pincel pequeño, pero duro...
¿Adivinas? ¡El pincel despeluchado!
Al
terminar el trabajo, volvió al bote con los demás pinceles: ¡aún tiene mucho
juego que dar!
He
orado un montón esta anécdota. Parecía un pincel inútil... y fue el trabajo
pequeño lo que marcó la diferencia.
Tal
vez te sientas como mi pincel, pequeño y, quizá... inútil. ¡¡Pero no te
imaginas lo valioso que eres a los ojos de Cristo!! Él sabe las maravillas que
puede hacer contigo, aunque aún no las veas.
Es
en las cosas pequeñas donde conocemos la grandeza del alma. En los detalles,
Cristo nos da la oportunidad de obrar con amor en lo que es poco relevante, o,
incluso, aparentemente inútil. ¡Pero esos detalles marcan la diferencia!
No
es lo mismo hablar con alguien que sonríe o con alguien que no lo hace, ni
resulta indiferente un “buenos días” por la mañana...
Cada
gesto de amor que realizas, por pequeño que sea, llena de alegría el corazón de
Jesús, y, en Sus manos, ¡transforma el mundo!
Como
dijo un sabio: “Cualquier hombre puede contar las semillas que tiene una
manzana... pero solo Dios sabe las manzanas que dará esa semilla”. Lo nuestro
es lanzar semillas, ¡y Él hará el resto!
Hoy
el reto del amor es pintar. No consiste en que busques unas acuarelas, no...
¡tú eres el pincel! Te invito a que hoy “pintes” una sonrisa en el rostro de
una persona con la que te cruces en este día. Puede parecer algo muy pequeño,
¡pero asómbrate sabiendo que esa sonrisa aparece también en los labios de
Jesús! En Sus manos, a base de detalles pequeños, ¡cambiaremos de color el
universo! ¡Feliz domingo!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma