El Día
Internacional del Cáncer Infantil se celebró por primera vez en el año
2002
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| Audiencia del Papa a los niños polacos enfermos de cáncer (@VaticanMedia) |
Ayer
se celebró el Día Internacional del Cáncer Infantil, que promueve la
organización “Childhood Cancer International”, una red global formada por
ciento ochenta y ocho Asociaciones de familiares de niños y adolescentes
enfermos de esta patología que está presente en noventa y seis países de los
cinco continentes
Esta
iniciativa fue creada por la Organización Internacional de Cáncer Infantil para
aumentar la conciencia y la información sobre esta patología en la infancia,
para manifestar su apoyo a los niños y adolescentes junto a sus familias y
reconocer su valor, fuerza y heroísmo.
El Día
Internacional del Cáncer Infantil se celebró por primera vez en el año
2002 y desde entonces ha generado el apoyo de diversas redes globales e
instituciones líderes basándose en la declaración de que todo niño con cáncer
merece la mejor atención médica y psicológica, independientemente de su país de
origen, raza, situación económica o clase social. Además, se basa en la premisa
de que la muerte de niños con cáncer es evitable con un diagnóstico temprano,
disponibilidad y acceso a tratamientos y cuidados apropiados, así como
medicamentos esenciales y asequibles y se compromete a trabajar con sus socios
internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, entre otros, a fin
de alcanzar la meta global de reducción de la mortalidad infantil por cáncer y
la eliminación del dolor relacionado con esta enfermedad.
El
28 de septiembre de 2018 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la
Organización Mundial de la Salud anunció la iniciativa mundial para abordar la
disparidad entre la supervivencia infantil en medios de bajos recursos frente a
países con altos ingresos. De hecho, cada año en todo el mundo más de
trescientos mil niños, con edades que van desde su nacimiento y hasta los 19
años, reciben este terrible diagnóstico. Y aproximadamente 8 de cada 10 de
estos niños viven en países con ingresos bajos y medios, donde su tasa de
supervivencia es de casi el veinte por ciento, lo que está en contraste con
países que cuentan con altos ingresos, donde las tasas de curación superan el
ochenta por ciento en muchos tipos de cáncer considerados “comunes” en la
infancia.
El
objetivo de la iniciativa mundial es eliminar todo dolor y sufrimiento de los
niños que luchan contra el cáncer y lograr al menos el sesenta por ciento de
supervivencia para todos los niños del mundo que han sido diagnosticados con
cáncer en el año 2030. Esto representaría duplicar aproximadamente la tasa de
curación actual con la consecuente salvación de un millón de vidas infantiles
durante la próxima década.
Además,
en la campaña de este año se centra en llegar al “No más dolor” y “Sin más
pérdida de” niños con cáncer. Para lo cual, se invita a los gobiernos, proveedores
de salud, industrias, grupos de apoyo de padres y a la sociedad en general a
que garanticen el derecho al diagnóstico temprano y adecuado; el derecho al
acceso a medicamentos esenciales; el derecho a los tratamientos médicos
adecuados y de calidad, el derecho a tratamiento contra el dolor y, cuando no
se logra la curación, el derecho del niño a una muerte sin dolor.
Francisco animó a un grupo
de niños enfermos en 2018
En
su Audiencia a los niños con
enfermedades tumorales de la Clínica de Oncología de Wrocław en Polonia, del
30 de noviembre del año pasado, el Santo Padre les agradecía aquella visita,
manifestando su alegría al verlos. Y dirigiéndose a los queridos niños
reconocía que su camino en la vida es dificultoso a causa de los tratamientos
para vencer su enfermedad o convivir con ella. “Esto no es fácil”, repetía el
Papa, y hacía hincapié en el hecho de que cuentan con sus muchos amigos que los
ayudan tanto, y naturalmente, con sus familiares que los auxilian para seguir
adelante.
“La
victoria es diferente para cada persona”
Francisco
invitaba a esos niños a pensar que “no hay dificultad en la vida que no se
pueda vencer”. A la vez que les decía que “la victoria es diferente para cada
persona: cada uno vence a su manera, pero vencer siempre es el ideal, es el
horizonte para ir adelante”. Por esta razón les pedía que no se desanimen.
Y
añadía que “a cada uno de nosotros, el Señor nos ha dado un ángel de la guarda,
desde que somos pequeños hasta que somos ancianos. El Señor nos lo ha dado para
que nos ayude en la vida”.
Por
esta razón, tras recordarles que cada uno tiene su propio ángel de la guarda,
los invitaba a acostumbrarse a hablar con él, para que los guarde, los inspire
y los lleve a vencer siempre en la vida.
También
se dirigía a quienes acompañaban a estos niños agradeciéndoles de corazón por
cuidar de ellos, “ayudándolos a crecer”.
El
Papa Francisco se despedía de estos niños enfermos de cáncer rezando con ellos
el Ave María e impartiéndoles su bendición apostólica.
María
Fernanda Bernasconi - Ciudad del Vaticano
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