Veamos el porqué esos NOes en los que se obstina nuestra Iglesia no deben avergonzarnos
Tal
vez lo primero que hay que decir es que la mayor parte de la gente, y
especialmente de la gente joven, depende de los grandes medios de comunicación
para informarse. Eso significa que su opinión sobre la Iglesia no proviene de
la liturgia ni de la predicación ni de las grandes y buenas obras sino de lo
que salga en las noticias de la televisión, en las películas de Netflix o en
las redes sociales. Y sucede que todas estas fuentes tienen elementos en común
que hacen muy difícil lograr una visión equilibrada y completa sobre lo que es,
enseña y hace la Iglesia.
Un
ejemplo. En esta ciudad hay un hogar de ancianos desamparados que es sostenido
y dirigido desde hace muchos años por unas religiosas. Todos los días,
absolutamente todos los días, están llenos de obras de caridad hacia esas
personas mayores. Muestras de ternura, paciencia, cuidado y generosidad suceden
todos los días, por parte de esas religiosas y de sus colaboradores. Cada una
de esas obras buenas es un SÍ gigantesco. es un SÍ a la vida, a la compasión,
al amor en su más pura expresión. ¿Se puede esperar que algo así salga,
siquiera con una mínima frecuencia en las redes sociales? No saldrá. En cambio,
un escándalo de un sacerdote da material para muchas semanas de fotos,
reportajes, protestas y por supuesto… #hashtags.
Pero
el corazón de la respuesta a tu pregunta es todavía más profundo. Detrás de lo
que parece un NO muchas veces lo que hay es un inmenso SÍ. Se nota bien en el
caso del aborto. Lo que parece un NO a la mujer que está siendo presionada para
que aborte, o que quiere por sí misma abortar, es un SÍ gigantesco a la vida
del que va a nacer. Por el contrario darle un SÍ fácil a la que va a abortar es
pronunciar un NO que es sentencia de muerte para el bebé.
De
modo que esos NOes en los que se obstina nuestra Iglesia no deben
avergonzarnos. Es nuestra tarea ver cuántos SÍes están detrás de cada uno de
esos NO. Decirle NO al sexo irresponsable y adúltero es decirle SÍ a la
estabilidad y felicidad de la familia. Decirle NO a la eutanasia es decirle SÍ
a la generosidad que debemos tener como sociedad y decirle SÍ al sentido y
propósito que todo ha de tener en nuestra vida humana. Y así sucesivamente.
Por: Fray Nelson Medina, OP
Por: Fray Nelson Medina, OP
Fuente:
fraynelson.com