Hace unos días en una Misa en
Estados Unidos alguien dejó caer la hostia consagrada y la reacción del
sacerdote celebrante se hizo viral en las redes sociales
Imagen
referencial. Foto: Pixabay / Dominio público.
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“En la Misa de esta noche
alguien dejó caer la Eucaristía al piso y esta fue la reacción del P. Jim.
Después de que todos recibieron la Comunión, se postró en una de sus rodillas,
levantó la hostia y la consumió. Luego limpió el suelo con la mano y lamió su
mano”, escribió Nick Switzer en su cuenta de Facebook el pasado 5 de enero.
La publicación se hizo viral
rápidamente, fue compartida más de 3.400 veces y tiene más de 9 mil reacciones.
La Misa fue presidida por el párroco P. James
(Jim) Rafferty en la parroquia St. Mary Our Lady of the Annunciation en la
localidad de Rockwood, en la Arquidiócesis de Detroit, estado de Michigan.
“Mientras uno de los acólitos
fue por un purificador y agua, el P. Jim se quedó en el lugar en posición de
genuflexión como si estuviera adorando el lugar donde cayó la Eucaristía, como
si fuera tierra santa”, prosiguió el relato.
“El acólito le dio el
purificador y el agua, y el P. Jim limpió el lugar completamente y muy
reverentemente. Fue hermoso. La mujer frente a mí lloraba, yo casí lloré. El
organista seguía tocando mientras esto sucedía. Fue muy inspirador”, destacó
Switzer.
Tras el relato, Nick Switzer
hizo una reflexión sobre lo que había significado ser testigo de la devota
reacción del sacerdote.
“La Eucaristía no es solo pan
sino el cuerpo, la sangre, alma y la divinidad de Jesucristo. Y son los
sacerdotes como el P. Jim, quienes tratan a la Eucaristía como lo que la
Eucaristía realmente es, quienes muestran a sus fieles el sorprendente regalo
que tenemos en la Iglesia Católica. Gracias Padre Jim”, escribió.
La parroquia St. Mary Our
Lady of the Annunciation confirmó a ACI Prensa la veracidad del relato de
Switzer.
Lo que se debe hacer cuando
cae una hostia consagrada al suelo
El numeral 280 de la
Instrucción General del Misal Romano señala que “si se cae la Hostia o alguna
partícula, recójase con reverencia; pero si se derrama algo de la Sangre del
Señor, lávese con agua el lugar donde hubiere caído y, después, viértase esta
agua en el ‘sacrarium; (o piscina) colocado en la sacristía”.
El sacrarium o piscina es un
“depósito con desagüe directo a la tierra, donde se echa el agua que se ha
sobrado de una función sagrada, como el lavado de los objetos sagrados.
Generalmente está en la sacristía”.
Lo establecido en el numeral
280 de la Instrucción General del Misal Romano tiene su origen en un documento
más antiguo llamado De Defectibus, donde se lee que “si la hostia consagrada o
alguna partícula de ella cayera al suelo, debe recogerse con reverencia. El
lugar donde cayó debe ser lavado y raspado ligeramente y luego poner la pizca o
raspado en el sacrarium”.
Respecto a la postura en la
que el P. Rafferty esperó que le llevaran el agua y el purificador, cabe
recordar que efectivamente se llama genuflexión, como relató Nick Switzer.
El numeral 274 de la
Instrucción General del Misal Romano señala que “la genuflexión, que se hace
doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se
reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la
solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del
Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual”.
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA
Fuente: ACI