El Vaticano ha concedido la celebración de
un Año Jubilar al monasterio de la Santa Faz de Alicante (España), cada vez que
el 17 de marzo caiga en domingo
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Fachada Santuario Santa Faz de Alicante (España). Foto: Ayuntamiento Alicante |
Este día se conmemora el “milagro de la
lágrima”, que se remonta al siglo XV, cuando el párroco de la iglesia de San
Juan en Alicante, sacó en romería un cuadro con la Santa Faz, que hasta
entonces había guardado en el fondo de un arcón, para pedir a Dios lluvia en un
tiempo de sequía.
Cuando llevaban en procesión el cuadro, en
la zona del barranco de la Lloixa, el sacerdote Pedro Mena vio cómo brotaba una
lágrima del lienzo.
La concesión de este Año Jubilar de la Santa Faz de la Misericordia comenzó al
inicio del Adviento y está previsto que termine en la solemnidad de Jesucristo
Rey del Universo, el próximo 24 de noviembre 2019.
La Santa Faz se convierte así en el décimo
Año Jubilar con carácter regular que hay en el mundo, junto a los históricos de
Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela (España) y Santo Toribio de Liébana
(España) y los concedidos recientemente a Caravaca de la Cruz y el Año Jubilar
Teresiano de Ávila, ambos en España.
Ante la noticia, el Obispo de
Orihuela-Alicante, Mons. Jesús Murgui, declaró que “en esta tierra alicantina,
desde hace 530 años veneramos e invocamos el rostro misericordioso de la Santa
Faz de Jesús, intentando ser instrumentos de misericordia. Por eso pedimos a la
Santa Faz que modele la identidad de nuestras gentes, haciendo que nuestra
diócesis tenga rostro de misericordia”.
Durante la presentación de este Año Jubilar, el rector del Santuario de la
Santa Faz, el P. José Luis Casanova, invitó a visitar el santuario para
experimentar que es “fuente de alegría”.
También precisó que la Santa Faz con su
lágrima “nos recuerda que hemos de ser cercanos y misericordiosos, atendiendo
las dificultades de la gente, especialmente de quienes sufren, de los pobres, sin
distraernos, porque hay muchas lágrimas que enjugar y problemas que
solucionar”.
Recordó que esa representación del rostro
de Cristo quiere “llenarnos el corazón de amor y mover nuestras manos para
ayudar a construir juntos un mundo mejor y más en paz. Esta es la verdadera
romería y peregrina: un camino para ir a Dios, rezando y a los demás, amando”.
Fuente: ACI Prensa