"El mérito de que no
cerráramos la embajada fue de las religiosas misioneras, únicas españolas que
decidieron quedarse en Argelia'
Javier
Jiménez-Ugarte, embajador de España en Argelia en 1994;
Piedad
Pacho, superiora general de las Misioneras Agustinas;
y María
Jesús Rodríguez, superiora provincial y testigo del martirio.
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El próximo sábado 8 de enero será beatificado
monseñor Pierre Claverie -obispo de Orán-, y 18 religiosos y religiosas, todos
ellos asesinados por odio a la fe en la década de los 90 en Argelia.
Entre
ellos había dos agustinas misioneras españolas, Esther Paniagua y Caridad
Álvarez. Esta mañana, el que era embajador de España ante Argelia en ese tiempo
ha reconocido el valor de las misioneras, en un desayuno informativo en el que
la congregación ha recordado su martirio, y ha dado los detalles de la
beatificación.
"España
dio una lección en Argelia, porque fue de las pocas embajadas que no cerraron,
fuimos un caso único", ha afirmado Javier Jiménez-Ugarte, embajador de
España ante Argelia de 1994 a 1997. "El mérito lo tienen en gran parte las
religiosas españolas, que decidieron quedarse a pesar de todo. Si las hermanas
se hubieran ido, yo, el embajador, habría ordenado cerrar la embajada".
Según ha explicado, las empresas se habían marchado, y como españoles solo
quedaban las religiosas y el cuerpo diplomático. "El mérito de que España
fuera un ejemplo es, en gran parte, de ellas".
Jiménez-Ugarte
conoció a las agustinas misioneras y su decisión de no abandonar la misión, y
trabajó para que guardaran medidas de seguridad. "En mi vida profesional
no he olvidado algo así, y por eso estoy aquí", ha afirmado
Jiménez-Ugarte. Según ha explicado, por la mañana fue a ver a Esther al
hospital, y se quedó muy impresionado del trabajo tan duro que las hermanas
llevaban a cabo, con los niños abandonados y discapacitados. Discutió con ella
las medidas de seguridad, y se ofreció a llevarlas a casa. Según ha comentado,
las hermanas eran muy queridas por todos, y enormemente valoradas por el médico
jefe, que era musulmán. "Fue muy impresionante estar con Esther por la
mañana en el hospital, y por la tarde verla en la morgue".
En
cuanto al proceso de la beatificación, Jiménez-Ugarte ha afirmado haber formado
parte de los testigos de su causa ante el Vaticano. "Es un capítulo muy
importante para la historia de la Iglesia, y también para el yihadismo, ya que
la violencia islamista comenzó en Argelia".
Testigo del martirio
María
Jesús Rodríguez era provincial de las comunidades en Argelia, en la década de
los 90, cuando todos los extranjeros, especialmente los religiosos, fueron
amenazados de muerte. Como tal, viajó al país a acompañar a las hermanas en un
proceso de discernimiento, en el que debían decidir con absoluta libertad si
querían quedarse en Argelia, o regresar a España o a cualquier otro país de
misión. "El discernimiento se basó en dos preguntas: ¿qué quiere Dios de
nosotras?; ¿qué necesidades tiene el pueblo argelino?". Según ha explicado
Rodríguez, todas las hermanas agustinas misioneras en Argelia decidieron
quedarse, de una forma individual y libre. Entre ellas estaban Esther y
Caridad, que a los pocos días serían asesinadas por ello. "De su fidelidad
yo soy testigo. Las vi muy felices después de tomar la decisión".
"Aquel
23 de octubre, decidimos ir a Misa, y seguimos las instrucciones de la embajada
de no ir en grupos, sino solo de dos en dos. Esther y Caridad salieron primero,
y diez minutos después salimos Lourdes Miguélez y yo. En la calle escuchamos
unos disparos, y los vecinos nos decían: hermanas, volved a casa".
Maria
Jesús Rodríguez ha recordado esta mañana cada detalle de lo sucedido aquella
tarde, y cómo vieron a los minutos a Ester y Caridad en un charco de sangre, a
punto de fallecer. "En esos momentos me acordé de el discernimiento que
habíamos hecho hacía solo unos días. Asumimos que aquello que firmamos tenía un
precio". El resto de la historia se desarrolló con la ayuda de la Embajada
de España y de los Padres Blancos, que ayudaron en la repatriación de los
cuerpos y en el entierro de Esther y Caridad. Las misioneras en Argel,
compañeras de Esther y Caridad, decidieron permanecer en el país a pesar del
asesinato de las hermanas, de forma que la obra misionera de las agustinas
continúa en la actualidad.
"Esther
y Caridad son para la congregación un signo de fidelidad y de verdad", ha
explicado Piedad Pacho, superiora general de la congregación. "El
auténtico pastor no huye cuando hay peligro, sino que se queda a cuidar a las
ovejas, eso es lo que hicieron ellas. Entregaron la vida, aunque sabían que
podían perderla". Fundadas en 1890, las Agustinas Misioneras cuentan en la
actualidad con 500 hermanas y tienen presencia en 16 países del mundo. "La
beatificación de Esther y Caridad supone un antes y un después para la
congregación".
Actos previstos
La
ceremonia de beatificación tendrá lugar el próximo sábado 8 de diciembre a las
13:30 en Orán (Argelia), y será presidida por el arzobispo Angelo Becciu,
prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, en nombre del Santo
Padre. De la congregación solo pueden asistir diez hermanas, además de
familiares de las mártires.
El
gran acto de la congregación tendrá lugar el sábado posterior, el 15 de
diciembre, en la catedral de León. Más de 160 hermanas de la congregación se
darán cita en la Catedral de León. Vienen de varias ciudades de España, de
Brasil, Colombia, China, Filipinas, Roma, Argentina, Mozambique, Tanzania e
India. La Eucaristía será presidida por Monseñor Julián López Martín, obispo de
la diócesis. Concelebrarán Monseñor Henri Teissier, arzobispo emérito de Argel;
padres Agustinos y sacerdotes de la diócesis.
Por
último, el 12 de enero tendrá lugar en Madrid, en la Basílica de Ntra. Sra. de
la Concepción, una Eucaristía presidida por el cardenal arzobispo Carlos Osoro,
que contará con la presencia de los restos mortales de las beatas, que serán
veneradas desde entonces en una capilla de la Congregación en Madrid.
Mari
Paz Martín de la Mata
Fuente: Agustinas Misioneras