El
acompañamiento integral que llevan a cabo los Hermanos de San Juan de Dios les
lleva a cuidar de forma especial a los pacientes en estas fechas
![]() |
El hermano Florentino, junto al Misterio instalado en el hall del hospital |
La Navidad es siempre una fecha especial
en el calendario. Aunque, a veces, esa fiesta de gozo y alegría se ve
sumergida, también ella, en la noche del dolor.
Y es que "las enfermedades no entienden de fechas ni de Navidades" y es por ello necesario que, en la medida de las posibilidades, también en este trance pueda ser una auténtica celebración.
Y es que "las enfermedades no entienden de fechas ni de Navidades" y es por ello necesario que, en la medida de las posibilidades, también en este trance pueda ser una auténtica celebración.
Así
lo entiende el hermano Florentino Martínez de la
Cerda, superior de la comunidad de los Hermanos de San Juan de Dios de
Burgos y subdirector gerente del hospital que atienden en
la ciudad desde hace 62 años. Nacido en Atapuerca, Martínez es enfermero,
fisioterapeuta y máster en Dirección y Gestión de Hospitales; fue, además,
director del hospital de 1971 a 1974.
Su
más que dilatada experiencia profesional le atestigua, por tanto, que "la
enfermedad es siempre un momento duro y complicado" y que, en estos
días de Navidad, se hace aún más difícil: "Los pacientes externalizan
mucho más sus sentimientos y lo manifiestan con emoción y lágrimas".
Además, ante la nostalgia del calor del hogar y el recuerdo de los villancicos
de infancia, "el silencio del enfermo es aún más elocuente de lo
habitual", dice el hermano Florentino en un artículo publicado en la archidiócesis de Burgos.
Hospital atípico
Por fortuna, sus pacientes tienen la
suerte de sanar sus dolencias en un hospital "atípico", donde el
cuidado integral del paciente es una prioridad. En San Juan de Dios, los
tratamientos con los pacientes son diversos a otros centros hospitalarios, pues
aquí se pretende "acompañar al enfermo en todas sus
necesidades, no solo materiales y corporales, sino también espirituales".
De
ahí que, también en este tiempo de Navidad, los trabajadores, voluntarios y
bienhechores implicados en la marcha del proyecto asistencial del centro se
esfuercen "para que el espíritu navideño invada todo nuestro hospital".
También lo hacen de forma especial los hermanos de su congregación, que no
regresan a sus hogares hasta pasada la Navidad, pues "su verdadera
familia es la de los enfermos y su propia comunidad religiosa".
Atención pastoral
Durante estos días, el hospital cambia su
fisionomía. En la entrada colocan un gran misterio con las figuras de María,
José y el niño Jesús y un enorme belén en la capilla del centro. Además, en las
casi 200 puertas de las habitaciones cuelgan adornos navideños que elaboran con
mimo y dedicación los pacientes que asisten al servicio de terapia ocupacional.
Además,
los participantes en este servicio también confeccionan las tarjetas postales
que los usuarios del hospital pueden enviar a sus familiares y amigos en estas
fechas tan señaladas. Todo el personal se implica en que el hospital mude ese
habitual olor a ungüentos y medicinas por el de la humanidad y el cariño.
"Es verdad que en los días de Navidad
cuesta más trabajar, pero incluso en esos momentos el trabajo
se hace con un esfuerzo especial para lograr que los pacientes olviden por un
momento sus preocupaciones", señala el religioso.
A los pacientes, se les ofrece además la
oportunidad de participar en las celebraciones litúrgicas más señaladas, como
Navidad y Año Nuevo. Además, no faltan la tradicional visita de los Pueri Cantores con su concierto
de villancicos y los voluntarios de varias parroquias, que
recorren los pasillos alegrando con sus cantos y sembrando estrellas a enfermos
y familiares.
Aunque,
quizás, lo más curioso es el modo en que cuidan la celebración de Nochebuena y
Nochevieja. Y es que, en unas noches tan especiales, el mismo
hospital se encarga de invitar a cenar a los familiares y acompañantes del
enfermo. Así, "si en casa quedará un hueco vacío en la mesa ante la
ausencia del enfermo, no queremos que en el hospital haya también un enfermo
sin acompañante". Así que el hospital se encarga de elaborar un menú
especial para que ningún enfermo pase solo esa noche tan emblemática.
Belén viviente
Junto a ello, la otra fiesta donde el
hospital entero se vuelca es la celebración de la Epifanía. En la capilla del
Hospital se representa un belén viviente y, tras el auto sacramental, los
reyes magos visitan a los enfermos en sus habitaciones entregándoles un
obsequio personal. "Es un momento muy emotivo para todos,
enfermos, familiares y cuantos les acompañan", señala el hermano de San
Juan de Dios.
Una
forma de celebrar "que la venida de Dios al mundo nos llena de
alegría". Y es que, como le gusta repetir al hermano Florentino
parafraseando a Saint-Exupery, "el amor es lo único que crece
cuando se reparte".
Fuente:
ReligionConfidencial