Miles de migrantes
centroamericanos han cruzado México en las últimas semanas con la esperanza de
llegar a Estados Unidos, pero ¿qué dramáticas situaciones los han empujado a
emprender este éxodo masivo?
Migrantes acogidos en el estadio de Ciudad Deportiva Magdalena
Mixhuca de Ciudad de México, a inicios de noviembre de 2018.
Foto: David Ramos / ACI Prensa
|
En diálogo con EWTN Noticias, Rick Jones, asesor senior en
Migración y Política Pública de Catholic Relief Services (CRS) en
Latinoamérica, señaló que existen “tres razones principales: la violencia, el
cambio climático y la falta de oportunidades” en sus países de origen.
Catholic Relief Services es la agencia solidaria de la Iglesia en
Estados Unidos. Despliega su trabajo en Latinoamérica, el Caribe, Medio
Oriente, Europa, África y Asia.
La primera caravana migrante de 2018 partió el 13 de octubre de
San Pedro Sula, en Honduras. Para cuando llegaron a Ciudad de México, a inicios
de noviembre, superaban las 5.600 personas.
Otras caravanas les siguieron los pasos.
Jones advirtió que “El
Salvador y Honduras están entre los cinco países más violentos del mundo. En
San Pedro Sula, por ejemplo, la tasa de homicidios es 100 por cada 100.000
habitantes”.
Como comparación, señaló que
en Los Ángeles (Estados Unidos), “la tasa de homicidios es de 6 por cada
100.000 habitantes”. “La diferencia es abrumadora en los niveles de violencia”,
dijo.
Sobre el cambio climático,
Jones señaló que “la mayoría de gente en el campo en Centroamérica siembra maíz
y frijol en base de lluvia. Si hay demasiada agua pierden, si no hay lluvia
pierden. Y en Honduras, en los últimos cinco años han tenido cuatro años de
sequía, y este año 2018 tuvieron sequía seguida por inundación. La gente perdió
todo”.
“Finalmente, la gente no
tiene muchas opciones de trabajo. La gran mayoría de gente en El Salvador, por
ejemplo, trabaja en el sector informal, en el cual ganan dos o tres dólares
diarios. Esto no alcanza para rendir las necesidades básicas”.
El asesor senior de CRS
indicó que los migrantes “sufren a lo largo del camino” hacia Estados Unidos.
“Caminan entre ocho y nueve horas diarias y se pelan los pies, ya sus zapatos
tienen hoyos. A esta altura muchos están enfermos, con infecciones
respiratorias y hasta neumonía por las temperaturas bajas en el norte de
México”.
“Estamos trabajando con
algunas hermanas religiosas que están atendiendo esto, pero no da abasto”,
lamentó.
Jones dijo que CRS trabaja en
Centroamérica “tanto con jóvenes como con los productores y la gente en el
campo”.
“Tenemos un programa que se llama Jóvenes Constructores, en el cual ayudamos a
los jóvenes a conseguir empleo. Y hemos colocado casi 15 mil jóvenes en empleo
a lo largo de los últimos 10 años. Pero es una gota en el mar. Hay más de un
millón de jóvenes que ni estudian ni trabajan”.
Además, ayudan a la gente del
campo “para que tengan alternativas reales que solo sembrar maíz y frijol”.
“En El Salvador estamos
apoyando la reactivación de la producción de cacao, y eso está generando
ingresos, ayuda a manejar mejor el agua y el tema de la tierra”, dijo.
Con este tipo de proyectos,
destacó, “la gente tienen ingresos y tiene mejor calidad de vida”.
Fuente: ACI