El afán de poder demuestra que no está curada la memoria de la historia
Segundo
día de Visita Apostólica del Papa a Lituania. El Santo Padre celebra la Santa
Misa de este vigésimo quinto Domingo del tiempo ordinario en el Parque
Santakos, en Kaunas, el mismo lugar donde hace 25 años celebró la eucaristía el
Papa San Juan Pablo II.
Ante
los más de 100 mil fieles presentes en el Parque Santakos en la ciudad lituana
de Kaunas, el Santo Padre hizo una reflexión sobre lo que significa el
seguimiento a Jesús, un seguimiento que no está libre de “momentos de
prueba y de dolor”. El Papa nos recuerda ésta realidad subrayando como “Jesús
en tres ocasiones anunció su pasión”; y como los apóstoles “expresaron
tres veces su desconcierto y resistencia”.
El
Papa cercano al sufrimiento vivido en la historia del pueblo lituano recordó
aquellos momentos de cruz por los que pasaron. Con cercanía hizo el siguiente
subrayado: “Cuántos también habéis visto tambalear vuestra fe porque no
apareció Dios para defenderos; porque el hecho de permanecer fieles no bastó
para que él interviniera en vuestra historia”.
El afán de poder demuestra
que no está curada la memoria de la historia
Continuando
en la reflexión del Evangelio de éste Domingo, el Papa insistió en la realidad
de los discípulos que no querían que Jesús les hablase de dolor y cruz y, por
eso, “se interesaban por otras cosas, y volvían a casa discutiendo quién
era el mayor”. El Santo Padre señaló que “el afán de poder y de gloria
constituye el modo más común de comportarse de quienes no terminan de sanar la
memoria de su historia”. Ante esta realidad el Papa llamó al pueblo lituano
a: “No ser como esos “expertos” espirituales, que solo juzgan desde afuera
y se entretienen en un continuo hablar sobre “lo que habría que hacer”.
"Un niño" como
antídoto ante las luchas de poder
Ante
este camino de gloria y sacrificio, el Papa destaca el antídoto que Jesús da
ante las luchas de poder y ante el rechazo del sacrificio, y lo hace
poniendo “a un niño en el centro”. Esos pequeños hoy dijo el Papa: “Quizás
son las minorías étnicas de nuestra ciudad, o aquellos desocupados que deben
emigrar, los ancianos solos, o los jóvenes que no encuentran sentido a la vida
porque perdieron sus raíces”.
No tener miedo de salir y
entregarse
El
Papa llamó a los católicos lituanos a “ser una Iglesia “en salida”, a no
tener miedo a salir y entregarse”, sabiendo que ese salir implicará
momentos de sacrificio y de cruz.
El
Papa Francisco terminó su homilía destacando en toda la comunidad cristiana el
ansia “de recibir a Jesús: en su palabra, en la eucaristía, en los pequeños”,
para que “él reconcilie nuestra memoria y nos acompañe, para que lo sigamos
como discípulos… Queremos entregar la vida en el servicio y en la alegría, y
así hacer saber a todos que Cristo Jesús es nuestra única esperanza”.
Juan
Carlos Velarde - Ciudad del Vaticano
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