El
gran examen
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día, viendo acabarse ya agosto, recordé una anécdota sobre las ya
desaparecidas “recuperaciones de septiembre”.
A
nuestro sacerdote, al poco de ordenarse le encargaron dar clases de religión.
Él hizo todo lo que pudo para que aprobasen todos sus chavales... pero hubo uno
que no había manera. Misión imposible. Tuvo que presentarse a la recuperación.
Y
ahí estaba nuestro joven sacerdote, viendo al muchacho sudar sangre tratando de
responder... pero en la pregunta sobre los Diez Mandamientos, estaba atascado
sin remedio.
-Oye...
-susurró el apurado alumno- Esto es lo que se resume en dos, ¿no?
-Sí...
-Si
te pongo esos dos, ¿me la das por válida?
El
sacerdote, compadecido del muchacho, aceptó la propuesta. El estudiante suspiró
aliviado, pero, ¡ay!, llegó la siguiente pregunta: el Credo.
-Oye...
-musitó de nuevo el chaval- Esto también se resumía en dos, ¿verdad?
Posiblemente
cualquier otro profesor se habría desesperado ante tal “suicidio académico”.
Sin embargo, el sacerdote vio en aquel desastre una ocasión de oro.
-Sí,
-respondió enérgico- el Credo se resume en dos. ¡Apunta!: “Creo firmemente que
Dios es Amor, y creo firmemente que Dios me ama”.
No
sé qué cara se le quedaría al muchacho, pero, cuando yo oí esta respuesta,
¡aluciné!
Y,
realmente, ¡esa es nuestra fe! Algo tan sencillo que bastan dos frases para
resumirlo, y tan sublime que necesitaremos toda una eternidad para descubrir su
alcance.
Como
decía un escritor estadounidense: “Se dice: Dios nos ama. Y esto solo, sería
motivo para volvernos locos. Esto es lo que les pasó a los primeros cristianos
y a todos los santos.”
Toda
nuestra fe se resume en creer de verdad que Cristo nos ama, agradeciendo y
aceptando ese amor. ¡Él no puede, ni quiere, ni sabe hacer otra cosa que no sea
amarte! Murió por ti sabiendo que quizá tú no le amarías... ¡Él suyo es de
verdad un amor incondicional!
Hoy
el reto del amor es que hagas tres actos de fe, ¡de fe en el amor de Cristo! Él
te ama, lo único que te pide es... ¡que te lo creas! Por ello, te invito a que
hoy, a lo largo del día, repitas el ‘resumen del Credo’ o, si prefieres, esta
única frase: “Jesús, creo en tu amor por mí”. Repítelo con toda tu alma,
asómbrate... ¡Te aseguro que hoy la sonrisa te brotará espontánea! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma