Ahogados
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Como
encargada del Refectorio (comedor), en la hora de la comida paso por las mesas
con mi jarra ofreciendo agua fresca recién sacada de la nevera. ¡Se agradece
mucho en estos días de calor!
Ayer
fui como siempre a la cocina, saqué la botella grande y serví el agua en la
jarra. Todo seguía el ritmo habitual... salvo por un pequeño detalle. No me di
cuenta de que el mango de la jarra se había enganchado en las amplias mangas de
mi hábito.
Me
aparté alegremente de la mesa, dispuesta a guardar la botella en la nevera y...
Sí, justo como te imaginas. Obtuve una magnífica representación viviente del
“Bautismo de Jesús en el río Jordán”.
¡¿Pero
cómo puede entrar tanto agua en una jarra aparentemente tan pequeña?! Te
aseguro que el charco que se preparó era navegable... ¡y se expandió por toda
la cocina!
En
la oración, ya en seco, me reía con el Señor de lo ocurrido. De pronto vino a
mi cabeza esa frase que dicen todas las madres: “Ordenado, las cosas ocupan
menos espacio”.
Y
es verdad: en la jarra el agua estaba “ordenada”, parecía poca cantidad, pero,
cuando cayó al suelo, ¡descubrí que realmente la capacidad de la jarra era
mucha!
Pues
lo mismo nos pasa a nosotros. Somos como esa jarra, que el Señor llena con el
agua de su Amor. Puede ser que tú no notes nada, o que te sientas poca cosa,
pero... ¡deja que ese agua fluya hacia fuera y te asombrarás!
Cada
día el Señor pone en tu camino un montón de personas. En tu mano está darles
unas gotas de Su amor con una sonrisa, una palabra amable o con un gesto. Y
así, repartiendo el agua, ¡el “charco” crece más y más!
Pero,
espera... ¿y la jarra se quedará vacía?
Bueno,
la jarra entregará su agua, ¡y así podrá volver a llenarse! El agua estancada
se pudre. No tengas miedo de dejarla correr, pues el Señor desea seguir
llenándote de Su amor a cada instante. ¡Cristo no es tacaño!
“Os
daré una medida generosa, colmada, remecida, rebosante...” (cfr. Lc 6, 38)
Hoy
el reto del amor es que dejes correr el Agua que llevas dentro, querida jarra.
Para eso, lo más importante es... ¡llenarse primero! Te invito a que dediques
unos minutos al Señor antes de empezar tu jornada. Pídele que llene tu corazón
con Su amor, ¡y a por el día! Hoy, cuando vayas por la calle, sonríe a 5
personas y, si son desconocidas, ¡mejor! ¡Tu “charco” habrá llegado más lejos
de lo que esperabas! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma