Al
final del Mensaje, el Papa agradece a los presentes "por la dedicación y
el amor hacia la Iglesia y hacia los hermanos"
Francisco
escribe un Mensaje a la Comunidad de Vida cristiana, movimiento laico de
espiritualidad ignaciana reunido en Asamblea Mundial en Argentina, en el que
reitera la profundidad del carisma y la responsabilidad de ir a encontrarse con
Cristo en los hermanos.
"Rezar
y reflexionar para que el Señor conceda una mayor profundidad en la vivencia de
su carisma" para seguir siendo "un regalo para la Iglesia y para el
mundo". Es cuanto escribe Papa Francisco en el mensaje – hecho público
ayer con fecha 9 de junio y en inglés - enviado a Mauricio López, Presidente
del Consejo Ejecutivo Mundial de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX),
reunidas en la Asamblea Mundial de Buenos Aires en Argentina con motivo de los
cincuenta años de la fundación.
La ilusión gnóstica no
está desorientada
A
los 250 participantes, provenientes de 70 países, reunidos hasta el 31 de julio
bajo el tema "Cuidar el don que hemos recibido y ofrecerlo con
alegría", Francisco destaca sobre todo el "don" y la
"gracia" recibidos por el Señor a lo largo de los años y exhorta a
todos a un "humilde agradecimiento”, porque, escribe, “Jesús lo ha notado
y ha confiado en ustedes, independientemente de sus cualidades y
virtudes".
Esto,
subraya, "supone un llamado y una responsabilidad, para salir de ustedes
mismos e ir a encontrarse con los otros, para nutrirlos con el único pan capaz
de satisfacer el corazón humano: el amor de Cristo". Que la "ilusión
gnóstica" auspicia el Papa en el Mensaje "no os desoriente".
Cristo está en carne
humana vulnerable
Francisco
recuerda que en el centro de la "espiritualidad ignaciana" en la que
está inspirada la comunidad, existe la voluntad de "ser contemplativos en
la acción". "La contemplación y la acción, las dos dimensiones
juntas" es lo que señala el Papa para que “podamos entrar al corazón de
Dios solo a través de las heridas de Cristo” y sabemos que Cristo – puntualiza
– “está presente en los hambrientos, los ignorantes, los descartados, los
ancianos, los enfermos, los prisioneros, y en toda la carne humana vulnerable".
Dejarse moldear por el
amor de Jesús
Este
"estilo de vida cristiano", señala Francisco, hecho con "intensa
vida espiritual" y con "trabajo", significa "dejarse
moldear por el amor de Jesús, tener sus propios sentimientos, preguntándose
constantemente a sí mismo: ¿qué hago para Cristo? ¿Qué he hecho por Cristo?
¿Qué debo hacer por Cristo?".
Al
final del Mensaje, el Papa agradece a los presentes "por la dedicación y
el amor hacia la Iglesia y hacia los hermanos" y el coraje para
"seguir haciendo presente a Cristo en sus respectivos entornos, dando un
sentido apostólico en todas las actividades".
Gabriella
Ceraso- Ciudad del Vaticano
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