Muchas
asociaciones ayudan a comunidades cristianas que sufren persecución, conflicto
o miseria. A través de las intenciones de la misa, la dimensión espiritual
viene a auxiliar el aspecto puramente humanitario
En
2017 se celebró una misa cada 21 segundos con intención de apoyar a las
comunidades pastorales en dificultad. Es lo que indica la fundación de derecho
pontificio, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en su informe anual. Eso supone
alrededor de un millón y medio de misas. La asociación afirma haber asignado un
poco menos de veinte millones de euros para intenciones de misa.
Más
que ayuda económica, es apoyo espiritual. Al desarrollar la comunión de la
Iglesia, este método inusual contribuye a la vitalidad de las comunidades
locales. Aunque la celebración de la Eucaristía nunca se ha considerado un acto
lucrativo –no es el afán de lucro lo que guía al sacerdote–, ofrecer dinero
para el Santo Sacrificio ayuda a apoyar a las parroquias y diócesis, a veces
más que modestas.
Reconstruir el entorno
religioso
Esta
forma de ayuda caritativa generalmente va emparejada del apoyo al entorno
religioso.
En
el caso de los cristianos orientales, por ejemplo, las infraestructuras han
sido saqueadas. Especialmente en Irak y en Siria, que han
sufrido la ira de la organización del Estado Islámico. Los pueblos cristianos
de la llanura de Nínive han sufrido muchos daños. Aquellos que
no murieron bajo las armas de los yihadistas entre 2014 y 2016 tuvieron que
huir. Hoy, cuando los cristianos quieren regresar a sus hogares, el
entorno de estas comunidades cristianas a veces se reconstruye por completo.
Iglesias,
conventos, centros parroquiales, pero también escuelas y hogares… Muchos
edificios, alrededor de los cuales gravitaba la vida de fe de estas
comunidades, aún necesitan ser reconstruidos. Esta es a menudo la parte más
importante que abordan las organizaciones de apoyo. Al participar en la
reconstrucción de los lugares de culto, es el culto en sí lo que se permite
renacer.
Preservar
y desarrollar la fe cristiana en estos países también significa apoyar a la
Iglesia del mañana. Para ello, la fundación pontificia precisa participar
en la formación de seminaristas y religiosos. Por otro lado, para ayudar a
llevar el mensaje del Evangelio a lugares donde el culto está menos desarrollado,
la asistencia de transporte también debe considerarse. Por lo tanto, AED ha
ofrecido automóviles, motocicletas, bicicletas pero también camiones o incluso
embarcaciones para las regiones accesibles solo por vía marítima.
Paul
de Dinechin
Vatican
News