LA DROGA MATA CADA VEZ MÁS EN EUROPA

Informe 2018 de la agencia europea: aumento de las defunciones, crecimiento del consumo de cannabis y vuelta de la cocaína

El consumo de estupefacientes sigue cosechando víctimas y causando ingentes daños sociales en el Viejo Continente. 

A esta amarga constatación se llega leyendo el informe anual del Observatorio europeo de las drogas y de las toxicodependencias (OEDT o European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, EMCDDA), publicado el jueves 7 de junio con el título Informe europeo sobre la droga 2018: tendencias y desarrollos.

Defunciones en aumento 

De los datos recogidos por la agencia en los 28 países miembros de la Unión Europea surge de hecho que las defunciones estimadas por sobredosis fueron 7.929 en 2016. Si se añaden también los datos de Noruega y Turquía, esta cifra llega a 9.138 defunciones, “debidas principalmente a la heroína y otros opiáceos”. Se trata de un aumento del 4% respecto al año precedente, cuando las defunciones estimadas eran 8.749, explica el documento.

En el 79% de los casos, las víctimas eran varones, respecto al 21% de mujeres, y la edad media en el momento de la defunción era de 39 años, tanto para los hombres como para las mujeres. Casi la mitad de las defunciones europeas (el 49%), prosigue el informe de la agencia con sede en Lisboa (Portugal), se registra en dos países, el Reino Unido (34%) y  Alemania (15%).

Las estadísticas revelan además que mientras en el periodo 2012-2016 los casos de fallecimiento por sobredosis en la UE han aumentado en todas las franjas de edad por encima de los 30 años, y este aumento ha sido muy claro entre los mayores de 50 años: el 55%, respecto al 25% en la franja de 30-49 años.

El consumo de drogas inyectables contribuye además a la difusión de algunas graves enfermedades infecciosas virales, en particular el Sida y la hepatitis C. En la UE fueron señalados, durante 2016, 1.027 nuevos casos de infección de HIV (o sea, el virus que causa el Sida) que hay que conectar con el consumo de estupefacientes por vía parenteral a causa del intercambio de jeringuillas. En algunos países miembros, más de la cuarta parte de los nuevos casos de infección de HIV en 2016 estaban conectados con el consumo de drogas inyectables, por ejemplo en Lituania (el 47%) y en Luxemburgo (el 29%).

El informe europeo se detiene también en el tratamiento especializado de las personas que terminaron en el abismo de la droga. Se calcula, así lo revela el documento, que en 2016 fueron casi 1,3 millones las personas sometidas a tratamiento por toxicodependencia dentro de la UE, una cifra que sube a 1,5 millones incluyendo también Noruega y Turquía.

Mientras en casi la mitad de los casos (el 48%) las personas tuvieron acceso a esta terapia a través del mecanismo del auto-señalamiento, poco más de un cuarto (el 26%) fue señalado por los servicios sociosanitarios y escolares, y el 16% fue asumido a petición de la justicia penal.

En lo que respecta a la dependencia de opiáceos, el tratamiento más frecuente es la terapia sustitutiva, a la que se han sometido en 2016 unas 628.000 personas en toda la Unión europea (con Noruega incluída, la cifra sube a 636.000), de los que casi tres cuartas partes (el 74%) eran varones.

La sustancia farmacológica más prescrita en la terapia sustitutiva es la metadona (un opioide sintético), suministrado a dos casi tercios (el 63%) de los pacientes tomados a cargo. Una segunda sustancia muy usada es la buprenorfina, con la que fue tratado otro 35% de los pacientes. Este opiáceo de síntesis es la molécula sustitutiva más utilizada en ocho países, entre ellas Francia. En Italia y España en cambio se prescribe la mayoría de los casos de la metadona.

El cannabis es la droga más consumida

Impresionantes también los datos relativos al consumo de drogas en Europa. Con más de 24 millones de consumidores, de los que 17,2 millones están en la franja de edad de 15-34 años, la sustancia más consumida en el Viejo Continente sigue siendo el cannabis.

En España, por ejemplo, casi la tercera parte de las personas de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años (el 31,5%) la ha consumido al menos una vez en la vida, mientras que el 17,1% de los jóvenes adultos (de los 15 a los 34 años) la ha tomado en los últimos 12 meses.

Estos porcentajes son ligeramente más altos en Italia, donde un tercio de las personas de la categoría 15-64 años (el 33,1%) ha consumido al menos una vez cannabis durante su vida y el 20,7% de los jóvenes adultos de la franja 15-34 años la consumió durante el último año. Con estos datos el Bel Paese se encuentra en el tercer lugar de la clasificación, que encabeza Francia, donde el 41,4% de las personas entre 15 y 64 años la ha tomado durante la vida, y el 21,5% de los jóvenes adultos en el arco de los últimos 12 meses.

Aumenta también en Europa el consumo de cannabis llamado “de alto riesgo”, con todas sus consecuencias. Durante el 2016, así lo revela el informe, más de 150.000 europeos comenzaron una terapia por problemas ligados al abuso del cannabis. También aquí, la gran mayoría (el 84%) era de sexo masculino.

La vuelta de la cocaína

Los autores de la investigación se preocupan en particular por la vuelta de la cocaína, cuya pureza “está actualmente al nivel más elevado de la última década en Europa”, un hecho que vuelve al alcaloide derivado de las hojas de la planta de coca aún más peligroso. Lo que impulsa el fenómeno es el aumento de la producción en los países de América Latina, así lo revela el informe, que además hace notar que en 2016 Bélgica ha superado a España como país europeo con la mayor cantidad de cocaína confiscada, es decir, 30 toneladas contra 15,6. En el transcurso del 2016 fueron confiscadas en total 70,9 toneladas de cocaína en Europa, un leve aumento respecto a 2015.

En lo que respecta al consumo de cocaína, el país que encabeza la clasificación es el Reino Unido, donde casi una persona de cada diez — el 9,7% para ser precisos — en la franja de edad entre los 15 y los 64 años ha consumido al menos una vez en la vida esta sustancia, y el 4% de los jóvenes adultos entre los 15 y los 34 años la ha consumido en el último año. En el segundo lugar se encuentra España, con el 9,1% y el 3,0% respectivamente. Más bajos son los porcentajes en Italia, que con el 6,8% y el 1,9% respectivamente se encuentra en el cuarto lugar tras Irlanda, y en Francia (el 5,4% y el 2,4%).

No sorprende por tanto que desde tres de los cinco países mencionados — Italia, Reino Unido y España — lleguen casi tres cuartos (el 73%) de las 64.700 peticiones de terapia por dependencia de la cocaína en Europa, de las cuales 30.300 por parte de pacientes que entraban por primera vez en tratamiento. La Edad Media al principio del primer tratamiento es de 34 años.

El desafío de las nuevas drogas

Uno de los retos mencionados en el informe es el de las nuevas sustancias psicoactivas, a menudo producidas en grande cantidades en laboratorios chinos y después enviadas a Europa. Sobre un total de 670 nuevas sustancias o moléculas monitorizadas, se identificaron durante 2017 por primera vez 51 nuevas sustancias. Se trata, así lo observa el documento, de un dato inferior respecto a los últimos cinco años y casi la mitad respecto a los años record 2014 y 2015, cuando las nuevas sustancias identificadas eran casi 100.

Preocupa también el hecho de que algunas de estas sustancias sintéticas se producen dentro de la propia UE, por ejemplo la metanfetamina y el MDMA, haciendo que Europa resulte a su vez un exportador de droga, por ejemplo hacia Australia.

Mientras la producción de metanfetamina tiene lugar sobre todo en la República Checa (de los 291 laboratorios clandestinos identificados en el año 2016, 261 se encontraban en suelo checo), la de MDMA (3,4 metilenedioximetilanfetamina o éxtasis) se concentra sobre todo en los Países Bajos (entendidos en sentido amplio), es decir, Holanda y Bélgica. También en 2016, las autoridades de los dos países han desmantelado once laboratorios, diez de los cuales en Holanda y uno en Bélgica.

Justísimas por tanto las palabras pronunciadas por la presidenta del consejo de administración del OEDT, Laura d’Arrigo. “Las amenazas que las drogas comportan para la salud y la seguridad pública en Europa siguen exigiendo una respuesta unida”, declaró.

Paul de Maeyer

Fuente: Aleteia