Huérfanas
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Así
nos han dejado. Huérfanas, abandonadas, perdidas...
¿Que
qué nos ha pasado? Muy sencillo. Resulta que estos días hay una reunión a nivel
de nuestra Federación, y de nuestra Comunidad han ido sor Carmen y sor Ana.
Tal
vez pienses que me estoy poniendo muy melodramática. “Sí, dos menos en casa se
nota, pero no afecta al desarrollo de la Historia de la Humanidad...” ¿¿Que no
afecta?? ¡Vaya que sí! Resulta que estas dos hermanas... ¡son las salmistas del
monasterio!
Ellas
son las que entonan los salmos, las que cantan los responsoriales, las que
bordan los solos en los cánticos de Vísperas... Hacen de todo, vamos. Y lo digo
con mucho sentimiento porque, ahora que no están ellas, ¡esto es un caos!
Bueno,
vamos saliendo como podemos: los coros entramos de golpe, otras partes las
hacemos rezadas... En fin, sobrevivimos, sí, ¡¡pero cómo se nota su ausencia!!
Precisamente
ahora que no están es cuando nos hemos hecho conscientes de la inmensa labor
que realizan cada día. Hasta ahora, lo habíamos dado por sentado: ellas se
encargan de esas cosas, y nadie se plantea más. Este es el gran problema del
amor: dar las cosas por supuestas, acostumbrarse.
Dice
el refrán que “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Es cierto, pero,
¡es mejor no llegar a eso!
El
Señor dice: “Yo hago nuevas todas las cosas”. (Ap 21, 5)
No
es que Cristo cambie tu realidad... ¡sino que cambia tus ojos! Jesucristo te
regala unos ojos nuevos para que puedas vivir desde el asombro, para que, los
detalles que tantas veces ves como algo normal, rutinario, los descubras como
auténticos regalos de amor.
Cuando
con Cristo empiezas a descubrir que tu día está lleno de esos detalles, comienzas
a vivir en acción de gracias. Y, cada vez que das las gracias, tu corazón se
hace más sensible, crece más el asombro, descubres más detalles... ¡es una
rueda de felicidad que no deja de crecer!
Hoy
el reto del amor es que te asombres por un detalle que alguien tenga contigo.
Pídele a Cristo poder descubrir esas pequeñas cositas que otros días te pasan
inadvertidas: esa sonrisa, o la mesa puesta, o el “buenos días” de esa
persona... Tu día sería distinto sin esos detalles, pero, ¿los aprecias? Hoy
asómbrate, disfruta, ¡y da las gracias! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma