La bendición del error
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días, en el locutorio me contaron una historia que me entusiasmó.
Resulta
que, hace tiempo, en una parroquia organizaron un campamento de verano. El
asunto estaba cargado de buenas intenciones, pero la experiencia fue
terriblemente mala. Tuvieron un montón de problemas y salió fatal.
Tal
es así que el responsable de evangelización, un joven sensible y atento, viendo
lo mal que había resultado todo, quiso animar y consolar a la monitora
encargada del campamento.
Quedaron
a tomar algo y, mientras hablaban, aquel joven sintió que el Señor le indicaba
que tenía delante a la mujer de su vida.
Suena
a cuento fantástico, ¿verdad? Sin embargo, los protagonistas de aquella
historia estaban ante mí, en el locutorio, celebrando sus ya más de 30 años de
feliz matrimonio. ¿Quién podría decir ahora que ese campamento fue un desastre?
Para esta maravillosa pareja, ¡fue una insospechada bendición!
Justo
en ese momento me acordé del evangelio que habíamos proclamado en la
Eucaristía: “Si alguno no os recibe, al salir, sacudid el polvo de los pies”
(Mt 10, 7-15). Ese versículo me había llamado mucho la atención aquella mañana,
pues, como leí en un comentario, “puede ser que lo demos todo, y veamos
frustrada nuestra obra; pero el fracaso no debe detener al discípulo de Cristo,
sino ponerle en camino”.
Efectivamente,
nosotros creemos en Cristo resucitado, nuestro Señor ha vencido a la muerte,
¡Él puede sacar vida de cualquier muerte!
Todas
las situaciones, por muy feas que se presenten, en manos de Cristo se
transforman en maravillosas bendiciones. Claro que Él, como buen artesano,
actúa con paciencia... ¡nuestra tarea es confiar! Pero tienes motivos para
ello: estás en manos de Alguien que ha dado su vida por ti, que te ama hasta la
locura y que, en todo momento, busca para ti lo mejor. Tal vez no entiendas
ahora, pero confía, ¡y verás maravillas!
Hoy
el reto del amor es que sonrías. Te invito a que hoy seas consciente de que en
todo momento Cristo cuida de ti y, si hoy tus planes no salen como te hubiese
gustado, ¡haz un acto de confianza en el Señor! No desesperes, sigue caminando:
sacúdete el polvo de la tristeza o la frustración, ¡sonríe, pues nuestro Señor
es un amante de las sorpresas! Y, “Sus caminos son más altos que los nuestros…”
¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma