Buenos
días, sed bienvenidos a la celebración del Día del Señor.
Hermanos,
la Eucaristía dominical es el corazón de nuestra vida cristiana. Cada domingo
somos atraídos por el anuncio del Evangelio para participar del banquete que
Cristo nos prepara en su Cuerpo y en su Sangre; y en esa misma celebración
somos enviados para que a lo largo de la semana, por nuestra vida de entrega,
anunciemos esa mismo Evangelio a quienes no conocen el amor de Dios.
Dispongámonos
a escuchar con fe la Palabra del Señor y a comulgar gozosamente en su Cuerpo. Dejemos
que la gracia divina nos convierte en misioneros del Reino de Dios.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
El
papa Francisco ha hecho muy popular la expresión de que los cristianos somos
discípulos misioneros, no primero discípulos y después misioneros; sino a un
tiempo discípulos misioneros.
Hoy
las lecturas nos invitan a profundizar en esta perspectiva. Jesús nos llama
para colaborar con Él en el servicio de Reino de Dios. Ser discípulos suyos es
ser partícipes de su misma misión.
Escuchemos
atentamente las lecturas que hoy se proclaman y reconozcámonos enviados por el
Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada suplica respondemos: ¡Señor,
escucha y ten piedad!
-
Por todos los bautizados, para que asumiendo nuestra vocación bautismal nos
sintamos corresponsables de la misión evangelizadora de la Iglesia. OREMOS.
-
Por nuestros gobernantes, para que busque el bien común, promuevan la concordia
entre sus conciudadanos y articulen la solidaridad con los países más pobres.
OREMOS.
-
Por los que no conocen a Jesucristo, para que encuentren testigos creíbles del
Evangelio que les revelen la redención y el señorío de Cristo. OREMOS.
-
Por los que sufren, por los que están enfermos, solos y abandonados, por
aquellos que no tienen ni trabajo ni una vivienda digna, también por los que son
esclavos de alguna dependencia, para que encuentren una ayuda solidaria que les
permita reconocer la ternura del amor de Dios. OREMOS.
-
Por todos los que formamos parte de nuestra comunidad parroquial, para que salgamos
de nuestras inercias y nos convirtamos en misionero en nuestros ambientes
cotidianos. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Jesús, porque nos has llamado
a
participar de tu intimidad
y
a ser testigos tuyos, colaboradores de tu misión.
Gracias,
porque has querido contar con nosotros
para
llevar adelante tu obra de salvación.
Sí,
Señor y Hermano nuestro,
Tú
nos has ungido con la fuerza de tu Espíritu
para
ser libres y no temer a nada;
Tú
nos has hecho partícipes de tu caridad
para
ser testigos de tu redención ante los hombres;
y
Tú nos has dado el poder de tu Palabra
para
poder mover los corazones hacia Ti…
¡Señor,
gracias por hacernos dignos
de
servirte en tu presencia!
¡Oh,
buen Jesús!
Te
pedimos que nos des la fe necesaria
para
seguir unidos a Ti,
la
caridad para amar como Tú nos amas,
y
la esperanza para saber que nuestros nombres
están
escritos en el cielo.
Amén.