Donde
tú no llegas, Él llega
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todos
los días, a primera hora salgo a llevar la comida a las tortugas, y con la
manguera echo un poco de agua para refrescarlas. Después, lleno la regadera y
entro en el invernadero a regar las fresas.
Hace
dos días llovió bastante y no vi necesario humedecer más el terrario, así que
simplemente les eché la comida y me fui tan tranquila. Ayer volví a la rutina:
cogí la manguera, llené la regadera y... oh, oh... me di cuenta de que lo del
invernadero se había secado. Sí, llovió mucho, pero el invernadero evitó que
cayera agua en su interior.
Muchas
veces tendemos a proteger a aquellos que tanto queremos, sobre todo a los hijos.
Pensamos que metiéndoles en el invernadero les protegemos de las heladas, del
granizo... también de la lluvia. Pero no son plantas, se mueven, buscan
vivencias y muchas veces es necesario mojarse para crecer. Tememos cada vez que
salen del invernadero, pues se nos va el control: ¿Dónde estará? ¿Con quién
estará? Desde que salen por la puerta de casa, el corazón está en vela.
Es
verdad que pueden volver a casa escarchados por la helada de una discusión, de
un desencanto, golpeados por el granizo de un acontecimiento... pero ahí estas
tú. Es verdad que no habrás podido evitarles sufrimientos, pero tendrán la
certeza de que pueden volver a casa, de que siempre podrán encontrar una mano
que les ayude a levantarse sin ser juzgados y, después, cuando descubran a
dónde les ha llevado, podrán crecer.
Y,
sí, es verdad que hay muchos peligros, pero las plantas que están fuera del
invernadero están bajo el Cielo, ¡están bajo Su mirada! Donde tú no llegas,
Cristo llega. No dudes en poner a esas personas bajo Su cuidado.
Donde
tú no llegas, Él llega. Pon a esa persona en Sus manos.
Hoy
el reto del amor es que ores por esa persona que está fuera de casa y tanto te
inquieta, pues puede correr algún peligro. Mándale un mensaje, un WhatsApp con
un “TE QUIERO”. Dos palabras sencillas, pero llenas de contenido, que marcan
siempre una referencia para volver.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma